La creciente influencia de China en las provincias argentinas quedó en el centro del debate geopolítico tras las declaraciones de Peter Lamelas, propuesto como embajador de Donald Trump en Argentina. Durante su audiencia en el Congreso de Estados Unidos, Lamelas calificó a China como una “influencia maligna” y sembró dudas sobre la transparencia de las negociaciones entre gobiernos provinciales argentinos y empresas del gigante asiático, sugiriendo que podrían prestarse a casos de corrupción. Sus afirmaciones generaron un fuerte repudio no solo de la embajada china, sino también de dirigentes argentinos, incluidos referentes opositores y oficialistas.
De acuerdo a una nota publicada por diario Clarín, detrás de la controversia diplomática hay una realidad económica sólida: China es el segundo socio comercial de la Argentina y uno de los principales inversores extranjeros directos a nivel global, con U$S 128.600 millones invertidos en 2024. Aunque el comercio bilateral disminuyó un 6,2% respecto al año anterior, las inversiones chinas en el país —especialmente en provincias— se consolidan a través de megaproyectos en minería, energía, infraestructura y tecnología. Esta expansión territorial preocupa a Washington, sobre todo ante la aparente ambigüedad de la postura del gobierno nacional argentino frente a Beijing.
En provincias como Jujuy, Salta y Catamarca, las empresas chinas tienen participación directa en proyectos estratégicos de litio, como Cauchari-Olaroz, Centenario Ratones y Tres Quebradas, por montos que superan los U$S 5.000 millones. En San Juan, la minera Shandong Gold participa en el proyecto Veladero y explora otros yacimientos de oro, plata y cobre. Neuquén, Chubut, Río Negro y Santa Cruz también forman parte del mapa de inversiones chinas, con iniciativas en sectores clave como potasio, energía eólica, pesca industrial y tecnología.
El vínculo entre China y las provincias no se limita a los recursos naturales. En Bahía Blanca, el gobernador bonaerense Axel Kicillof anunció junto al embajador Wang Wei una inversión de U$S 1.250 millones para construir una planta de fertilizantes. Mientras tanto, en Santa Cruz, el gobernador Claudio Vidal firmó acuerdos para atraer inversiones pesqueras y reflotar la industria del carbón en Río Turbio, incluso con la posible construcción de un puerto con participación china.
Además se encuentran en operación 12 proyectos de parques eólicos en Bahía Blanca, en Villarino, en Miramar; Provincia de Buenos Aires; en Chubut; y en San Juan.
Mientras Estados Unidos refuerza su presencia diplomática, China actúa mediante una estrategia empresarial diversificada y persistente, desde empresas de tecnología como Huawei y Xiaomi, hasta infraestructura energética y telecomunicaciones. Este despliegue, que atraviesa a más de una decena de provincias argentinas, se convierte en un eje geopolítico que promete escalar en el corto plazo, en un escenario donde las tensiones entre las potencias globales se proyectan cada vez más sobre el mapa federal argentino.
Con información de Clarín