La tensión entre supermercados y empresas alimenticias escaló en los últimos días tras la llegada de nuevas listas de precios con aumentos de hasta 10%. Las subas, que comenzaron a circular esta semana entre las principales cadenas del país, se dieron en medio de los cambios económicos recientes, como el levantamiento del cepo cambiario y el nuevo esquema de dólar oficial. A las críticas de las grandes cadenas se sumaron los mayoristas, quienes rechazan los incrementos por considerarlos “injustificados”.
La Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (Cadam), que representa al canal que abastece a almacenes, autoservicios y supermercados de cercanía —responsables del 70% de las ventas—, se sumó al reclamo iniciado por la Asociación de Supermercados Unidos (ASU). “Rechazamos las listas con aumentos injustificados que están llegando tras la liberación del cepo”, expresó Armando Farina, vicepresidente de Cadam, quien además cuestionó la falta de argumentos sólidos para remarcar precios.
Desde el sector mayorista argumentan que la liberalización del tipo de cambio no representa una devaluación, sino una apertura del mercado que no debería impactar negativamente en la estructura de costos de las empresas. “Ya operaban con el dólar MEP o Contado con Liqui, que incluso bajaron tras la medida”, señalaron, destacando que el nuevo tipo de cambio oficial está orientado principalmente a personas físicas y no debería alterar la operatoria empresarial.
En ese contexto, el ministro de Economía, Luis Caputo, intervino celebrando la decisión de Molinos, una de las principales productoras de alimentos del país, de retrotraer los aumentos. “Buena reacción. Y sobre todo, gran gestión de los supermercados, cuidando a sus clientes”, expresó el funcionario en su cuenta oficial de X (antes Twitter), en un intento por bajar la tensión entre los actores del sector.
Por último, Cadam también advirtió sobre los “costos ocultos” que afectan los precios finales, como impuestos distorsivos, seguros obligatorios, aportes al sindicato y otros cargos que se acumulan a lo largo de la cadena comercial. “Cuando un consumidor compra una botella de vino o carne en un comercio de cercanía, paga una larga lista de contribuciones obligatorias que encarecen el producto”, advirtió Farina, e instó a los proveedores a actuar con responsabilidad para evitar más distorsiones en el mercado.
Con información de Infobae