Son jóvenes en edad escolar pero ya sueñan con desarrollar su producción a gran escala y contar con todas las herramientas para seguir creciendo. Los chicos de la Escuela Ejército Argentino de Valle Fértil, impulsados por sus docentes, producen un producto muy innovador y sabroso: café de algarrobo.
Se trata de una iniciativa que nació hace un par de años bajo el espacio curricular de Industrialización en Pequeña y Mediana Escala, y que ya cuenta con un trabajo en equipo que se extiende más allá de los alumnos, llegando a la familia. La iniciativa, a cargo de la profesora María Alejandra Ortiz, la concretan los alumnos de Séptimo año de la secundaria con participación del resto de los estudiantes a través de distintas actividades.
“Este proyecto lo empezamos a trabajar a fines del 2021, principios del 2022. Nació con la idea de revalorizar el fruto del algarrobo, que es la algarroba, poder rescatar el valor alimenticio e incentivar a las comunidades a que preserven el bosque”, comenzó explicando Verónica Cailly, a Diario La Provincia SJ.
En Valle Fértil, como en otros tantos lugares, hay mucha forestación y uso maderero. La idea con el proyecto fue mostrar que el “bosque nativo no es solo madera, sino que brinda un uso mucho mayor y que es una fuente de alimento importante“. Para ello, como forma de trabajo, se compra la vaina a la comunidad de Valdés del Sur, de Chucuma, donde se da la mayor cantidad de bosque de algarrobo. Pero también hay más problemática de deforestación.
“La vaina se cosecha manualmente una vez que cae al piso, porque es el punto de madurez del fruto. La gente la recolecta en la época de vacaciones, se hace más que nada en familia. La vaina cae entre fines de diciembre, principios de enero. Luego, en la escuela, con los chicos, se hace todo el proceso productivo desde la reselección de las vainas para separarlas de los restos vegetales. Se lava, y se trabaja en conjunto con el Laboratorio de Ingeniería Química de la Facultad de Ingeniería“, informó.
La comunidad educativa trabaja con los profesionales de la UNSJ y CONICET para ir evaluando distintas etapas y asegurar lo que es la calidad y la seguridad alimentaria del producto. Si bien todavía no logran el registro y la habilitación de Salud Pública, el objetivo es llegar a eso. Para ello tratan de cumplir con todas las normativas y se trabaja con el Código Alimentario Argentino.
Para el café, puntualmente se hace un trozado de la vaina para homogeneizar el tamaño. Luego se procede al tostado y finalmente a la molienda y el cernido para separar el café, que es la parte tostada, de la pulpa del fruto. El producto está etiquetado como corresponde, que es como una alternativa del café.
“Se considera sucedaño porque comparten con el café la coloración, algunas propiedades organolépticas, el aroma. Si bien tiene un aroma característico por el fruto, conserva este aroma tostado, el color negro oscuro que tiene el café tradicional. Aunque se lo comercializa como café de algarroba, en realidad en la etiqueta del producto está denominado como exige el Código Alimentario, que es como sucedaño del café de fruto tostado de algarroba”, detalló.
En realidad es una infusión de algarroba. Tienen la característica de que son descafeinadas, no tienen cafeína. Además es apto para diabéticos y celíacos. Si bien tiene un sabor amargo por el tostado, mantiene una cierta dulzura y tiene varias propiedades nutritiva muy importante, además de aportar fibra, minerales y vitaminas.
La marca está registrada para la escuela. En el 2022 ganaron la primera vez iniciativa sustentable y con eso se pudo equipar bastante la fábrica, el lugar donde funciona. En el 2023 presentaron otro proyecto en conjunto con Agrolab 3D, que es el laboratorio de impresión 3D de la escuela.
“Todos los residuos que quedan en la fábrica son reutilizados para generar otras variantes alimenticias. Por ejemplo, hacen harina y piropes, que es como un arrope de algarrobos. La molienda de la harina pasa a vivero para producción de plantines. Y se está produciendo un blend de yerba mate, que sería como una yerba mate saborizada. Eso es un poco el concepto de economía circular y es lo que hemos estado tratando de buscar. Así hemos ido reutilizando y generando otros subproductos“, detalló adelantando que ahora se está trabajando en un macerado para hacer un licor de café de algarroba.
La comunidad educativa de la escuela agrotécnica tiene ahora doble desafío. Por un lado, conseguir el molino, porque trabajan con un molino que les presta la comunidad de Bermejo para lo que es producción de harina. Eso es un limitante que quieren superar los alumnos y docente.
Por otro lado, y sin dudas el mayor desafío, es poder generar un espacio propio con todas las condiciones edilicias que exige Salud Pública para poder habilitar las fábricas. La idea, a mediano plazo, es poder generar una cooperativa de trabajo con exalumnos para que la fábrica no solo sirva para enseñar en la escuela, sino también sea una herramienta que genere trabajo en la comunidad.
“La parte edilicia es lo que a nosotros más nos nos limita, porque obviamente somos una escuela pública, que todo se hace muy a pulmón. Los pocos fondos que recibimos no son suficientes para generar esas modificaciones o ampliaciones que necesitamos“, finalizó subrayando que la mayoría de los fondos que han recibido han sido para compra de equipamiento.
Para poder formar una cooperativa necesitamos tener un espacio habilitado. Ése es el gran sueño, la meta que ahora tienen por delante.
Tierra de Vainas es la marca registrada para la escuela que está bajo la dirección del profesor Carlos Mercado. Trabajan junto a la Ing. Paula Fabani del Laboratorio de Ingieneria Química de la Facultad de Ingieneria poniendo a punto distintas etapas del proceso de elaboración del café de algarroba.
Los productos se pueden comprar en la escuela y en la ciudad en “Almacén de la UTT” y “Nuevo Espacio Natural” en feria de Abasto o en “Ullasa” (sólo venta on line) y en Albardon en “Hábitos”.
Además tienen una cuenta en Instagram: @tierradevainas.eaea