A pocos días de las elecciones universitarias en la Universidad Nacional de San Juan, el actual rector Tadeo Berenguer dialogó con nosotros sobre los desafíos que enfrenta la universidad pública en un contexto de incertidumbre nacional, el balance de su gestión y la necesidad de elegir, según sus palabras, entre dos modelos de universidad.
— ¿Cuál es el balance que hace de estos cuatro años de gestión al frente de la UNSJ?
Han sido años complejos, marcados por la salida de la pandemia y por un contexto nacional muy adverso, pero también de avances concretos. Reabrimos el comedor universitario después de la pandemia y terminamos el edificio del Comedor Juan Gutierrez en el CUIM. Además lo hicimos gratuito, bancarizamos las becas y lanzamos el programa Estar Bien para acompañar la salud mental de nuestra comunidad. Son acciones que muestran un modelo de universidad que no es indiferente a lo que vive su gente.
— ¿Qué está en juego en estas elecciones?
Mucho más que una elección interna. Creo que están en juego dos modelos de universidad: un modelo comprometido con la realidad y un modelo indiferente. Nosotros creemos que la universidad debe estar presente, en el aula y también en el territorio. Una universidad pública no puede darse el lujo de mirar para otro lado ante la realidad de su comunidad.
— ¿Cómo ve el vínculo entre la universidad y la sociedad sanjuanina?
Lo vemos como una responsabilidad. Durante nuestra gestión lanzamos y abrimos carreras en departamentos como Jáchal e Iglesia, firmamos convenios con municipios y sectores productivos, y fortalecimos la extensión universitaria, sobre todo con la Escuela de Oficios y Formación Profesional. La universidad no puede ser una isla. Debe responder a los desafíos de la provincia, formar profesionales comprometidos y aportar soluciones reales.
— Uno de los reclamos recurrentes en el país es el de la falta de transparencia. ¿Cómo lo abordan en la UNSJ?
Con hechos concretos. Llevamos adelante la Tercera Evaluación Institucional, un proceso de autoevaluación y evaluación externa que implica revisar en profundidad nuestras políticas, prácticas y resultados. Además, reforzamos los mecanismos de control y rendición de cuentas, y fortalecimos el Consejo Superior como espacio de discusión democrática. La transparencia no se proclama: se practica, se construye y se somete a evaluación.
— ¿Qué cosas quedaron pendientes y cuáles son las prioridades a futuro si es reelegido?
Hay desafíos importantes por delante. Necesitamos seguir fortaleciendo el sistema de créditos académicos para acortar la duración real de las carreras, avanzar en la transformación digital de la gestión universitaria y ampliar aún más las políticas de bienestar para acompañar a quienes estudian y trabajan. También tenemos el compromiso de jerarquizar las carreras técnicas y llegar con más propuestas educativas a los departamentos alejados. El próximo período debe ser de consolidación y proyección.
— Por último, ¿qué mensaje le daría a quienes van a votar este 11 de junio?
Les diría que voten con libertad, pero también con memoria. Que piensen qué universidad quieren para los próximos años. Nosotros representamos un proyecto colectivo, de gestión con hechos, diálogo con todos los claustros y defensa activa de la educación pública. El futuro de la UNSJ merece una conducción con compromiso, no con indiferencia.
Noticias relacionadas