Con el objetivo de mejorar las condiciones de salud de chicos en la escuela, 12 alumnos de 5° año del Colegio Nuestra Señora de Andacollo construyeron una bicicleta fija inteligente. La misma está diseñada para incentivar la actividad física entre sus compañeros y reducir el sedentarismo que detectaron en la escuela.
Con edades entre 16 y 17 años, los jóvenes desarrollaron esta herramienta con sensores de medición corporal y la colaboración de varios profesores del área técnica y de diseño. El proyecto nació como una inquietud del área de Educación Física frente a una realidad que los afectaba directamente: la falta de actividad física y los malos hábitos en los adolescentes.
El proyecto comenzó a gestarse a partir de una inquietud planteada por un docente al iniciar el ciclo lectivo. “Es una bicicleta de rendimiento físico que surgió con la idea del profesor, que al empezar el año vio mucho sedentarismo en los alumnos. Por ejemplo, que estaban subidos de peso, tenían baja resistencia con los trotes, malos hábitos…”, contó Ismael González García, uno de los estudiantes involucrados, a Diario La Provincia SJ.
Los alumnos realizaron una encuesta entre los cursos de quinto año, cuyos resultados confirmaron el problema: “La mayoría no hacía ejercicio, tenía mala alimentación… Con otro compañero y el profesor pensamos qué podíamos hacer para mejorar eso”, agregó Ismael.
Tecnología al servicio de la salud: Arduino y sensores biométricos
La solución llegó de la mano de la tecnología. Junto a sus profesores, los estudiantes decidieron fabricar una bicicleta fija con sensores biométricos, capaz de medir parámetros clave como el pulso y la oxigenación en sangre.
“Mi compañero Agustín dio la idea de hacer una bicicleta fija que tomara las pulsaciones por minuto, las pulsaciones cardíacas, la oxigenación en sangre… y luego con ayuda de los profesores fuimos armándola poco a poco”, explicó Ismael.
Uno de los componentes centrales del proyecto fue la plaqueta Arduino, una herramienta programable utilizada para gestionar las señales de los sensores.
“Una plaqueta Arduino es una placa con un microcontrolador que puede recibir y emitir señales analógicas o digitales. En este caso usamos un sensor llamado Max30102, que emite una luz infrarroja que penetra la yema del dedo y permite saber la cantidad de oxígeno en sangre”, detalló Agustín Ariel Cabanay Cáceres.
El proyecto fue verdaderamente interdisciplinario. Los estudiantes reutilizaron una bicicleta donada y trabajaron en conjunto con los profesores de Metalúrgica, Programación y Diseño, aplicando conocimientos prácticos de distintas materias técnicas.
“Hicimos el soporte en el taller de metalúrgica, luego con el profesor de Programación hicimos las plaquetas, con el de Diseño hicimos el soporte en 3D… un poco de todo. En total participamos 12 alumnos, todos varones”, contó Ismael.
Más allá del componente técnico, los estudiantes reconocen que el proyecto puede tener un impacto real en la salud de sus compañeros. “Este producto es muy práctico. Y si bien no es algo muy preciso, nos puede indicar si algo está mal físicamente. Ayuda a evitar problemas de salud”, aseguró Agustín.
Luchar contra el sedentarismo con ciencia y compromiso
El alumno Tomás Ruiz también fue parte del equipo y explicó el trasfondo de la iniciativa: “Esto fue un proyecto para evitar el sedentarismo e influir en el deporte. Hicimos una encuesta para saber cuántos comían saludable, fumaban o hacían deporte… y hubo un 72% que se sentía bien con su estado físico, pero un 12% que se sentía muy mal. La idea fue disminuir ese porcentaje, influir en que los chicos se muevan más”.
El proyecto fue exhibido con orgullo en la Feria de Ciencia zonal, y demostró cómo la creatividad, la tecnología y el compromiso social pueden unirse para generar soluciones reales desde las aulas.