La promesa de lealtad a la bandera argentina es un momento simbólico y emocional que muchos niños recuerdan toda su vida. En San Juan, cientos de alumnos de cuarto grado protagonizan estos actos con orgullo.
Detrás de cada ceremonia, hay historias únicas que reflejan el compromiso, el respeto y el sentimiento de pertenencia a la patria. Hernán, Rocío y Francesco, tres niños de distintas realidades, son ejemplo de cómo el amor por la bandera se vive intensamente desde pequeños.
Hernán, con la fortaleza de la educación rural en Jáchal
Hernán Nicolás Páez Cortez vive en San Isidro, Jáchal, y este jueves juró lealtad a la bandera junto a sus compañeros de cuarto grado de la escuela Provincia de Chubut. Lo hizo en un acto cargado de simbolismo para él y su familia: fue la primera ceremonia escolar presencial desde que empezó el jardín, tras los años de pandemia y la clausura de su escuela por problemas edilicios.
“Me sentí bien, emocionado y contento por jurar a la bandera. Significa ser leal a nuestra patria”, expresó Hernán, quien destacó que lo que más le gusta de la bandera es “el sol de mayo porque es brillante e ilumina”.
Su mamá, Marisol Cortez, resaltó la emoción del momento. “Para nosotros fue muy importante. Después de tanto tiempo sin ver a los chicos participar de un acto, esto fue muy especial. Lo chicos tienen clases en módulos por problemas edilicios desde hace dos años. Nos dijeron que creen que en julio empezarán a arreglarla”, expresó sobre la realidad en la que reciben clases los niños que cursan en jornada completa de 8 a 16 hs.
Rocío, la nena de 1.70 metros que se ganó el cariño de todos por su solidaria
Rocío Paloma tiene 9 años y vive en Santa Lucía. Este miércoles participó del acto en la plaza principal del departamento junto a sus compañeros del cuarto grado de la escuela Provincia de Necochea. A pesar de su corta edad, Rocío mide 1,70 metros y es reconocida por su carácter solidario y protector dentro del aula.
“Estuvo lindo el momento. Me preparé con algunos ensayos para el desfile”, comenzó expresando la nena quien confesó que le gusta mucho estudiar Ciencias Naturales y la vida de las tortugas “porque son chiquitas”. “Tengo una foca de juguete que me regaló mi hermana y la quiero mucho”, contó con ternura.
Su mamá, Patricia Gallardo, destacó que en todo el proceso de amor a la patria, el acompañamiento familiar es muy importante. “Yo le enseño a mi hija que esto no es un acto más, que es un compromiso. Cambié francos en el trabajo para estar presente y mi papá también colaboró. La palabra que le enseño es respeto. Ella lo entendió y lo vivió con entusiasmo”.
Francesco, el niño que vive la promesa de lealtad a la bandera como un legado familiar
Francesco Woloszyn es alumno del colegio José Hernández de Rawson y promete lealtad el próximo miércoles. Hijo de un retirado de las fuerzas de seguridad, lleva en la sangre el respeto profundo por los símbolos patrios. Su papá, Pedro Woloszyn, le transmite ese orgullo.
“Yo juré varias veces a la bandera, en la escuela y en la fuerza, y siempre es un momento de emoción. A mi hijo le enseño que hay que defenderla hasta la muerte. Que entienda que la bandera nos representa y que prometerle lealtad es un honor”, relató el padre.
Francesco hará la promesa el próximo miércoles en el colegio con todos sus compañeros. “Estoy esperando el día de la promesa con mucha felicidad, mucho nerviosismo, porque es la bandera que me representa”, expresó con palabras sencillas pero llenas de sentimiento. Luego agregó: “Es muy lindo todo esto, muy emocionante. Me gusta mucho estudiar Lengua”.
El amor a la patria desde chicos
Aunque vienen de realidades distintas y de puntos muy diferentes de la provincia, Hernán, Rocío y Francesco comparten un mismo sentir: el orgullo de ser argentinos. La promesa a la bandera no es un acto más en sus vidas. Es un compromiso con la patria que sus familias y docentes les ayudan a comprender y honrar desde pequeños.
La familia y la educación son los dos pilares básicos para el amor del niño a la patria y en cada uno quedó reflejado en sus palabras. En cada gesto, se ve que la educación, el acompañamiento y los valores transmitidos son pilares fundamentales para formar ciudadanos comprometidos, aún desde los 9 años.