Viernes Santo es una de las fechas más conmovedoras del calendario cristiano. Cada año, millones de fieles en todo el mundo se reúnen en iglesias, catedrales y comunidades para conmemorar la Pasión de Jesús, su crucifixión y muerte en la cruz. Esta jornada, que forma parte del Triduo Pascual, no es una simple tradición religiosa: es un momento de recogimiento, reflexión y fe.

¿Qué se celebra el Viernes Santo?

El Viernes Santo recuerda el sacrificio de Jesucristo, quien, según los Evangelios, fue juzgado, condenado a muerte, azotado y crucificado en el Gólgota. Es un día de duelo y silencio, donde la Iglesia no celebra la Eucaristía. En cambio, se lleva a cabo la Celebración de la Pasión del Señor, una liturgia solemne que incluye:

  • Lectura de la Pasión según el Evangelio de San Juan
  • Oración Universal por la Iglesia, el mundo y todos los creyentes
  • Adoración de la Santa Cruz, donde los fieles se acercan con devoción
  • Comunión, con hostias consagradas el día anterior (Jueves Santo)

¿Por qué es importante la celebración del Viernes Santo?

La muerte de Jesús en la cruz es interpretada por los cristianos como un acto de amor supremo, que redime los pecados de la humanidad. Es por eso que, aunque sea una fecha marcada por el dolor, también se vive con esperanza, sabiendo que la Resurrección está cerca.

Este día invita a los creyentes a la introspección, al perdón y a renovar su fe. El silencio litúrgico, la ausencia de campanas y música, y el tono austero de los templos refuerzan el sentido de duelo, pero también preparan el corazón para la alegría del Domingo de Resurrección.

¿Cómo se vive el Viernes Santo en diferentes regiones?

En muchos países de tradición católica, el Viernes Santo es feriado nacional. Las procesiones, los vía crucis en la calle y las representaciones vivientes de la Pasión son expresiones populares que combinan fe, arte y cultura. Lugares como Sevilla, Taxco, Roma o Jerusalén se transforman en centros de peregrinación y devoción masiva.

La Celebración de la Pasión de Jesús no es solo un recuerdo histórico: es un llamado a la compasión, a la entrega y al amor. En un mundo marcado por la prisa y la superficialidad, el Viernes Santo nos ofrece una pausa espiritual para reconectar con lo esencial.