En una misa cargada de emoción y recogimiento, el arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio García Cuerva, rindió homenaje al Papa Francisco en la Catedral Metropolitana. Durante la ceremonia, que se llevó a cabo en un ambiente solemne, García Cuerva compartió sus sentimientos de despedida y reflexión, destacando el profundo impacto que Francisco dejó en el mundo y en la Iglesia.
“Gracias, perdón, y te queremos mucho”, fueron las primeras palabras del arzobispo, dirigidas al pontífice que falleció recientemente. En su alocución, García Cuerva expresó el dolor y la tristeza que embargaban a todos los presentes, y reconoció la magnitud del liderazgo de Francisco: “No terminamos de entender ni de dimensionar su liderazgo mundial, lloramos porque ya lo extrañamos mucho y no queremos que nos pase algo que cantaba Carlos Gardel en sus tangos, las lágrimas taimadas se niegan a brear y no tengo el consuelo de poder llorar”, reflexionó con voz quebrada ante la multitud.
NA.
El arzobispo recordó varias de las palabras del Papa Francisco y las aplicó a la realidad del mundo actual: “A este mundo le hace falta llorar, lloran los pobres y los marginados, pero lo que tenemos ciertas comodidades no sabemos llorar”. Para García Cuerva, las lágrimas son un medio para ver las realidades de la vida con “los ojos limpios”. En un mensaje contundente, invitó a todos a preguntarse si saben “llorar ante un niño abusado y esclavo”, haciendo un llamado a la empatía y la conciencia social.
En su discurso, el arzobispo destacó las causas que el Papa Francisco abrazó durante su pontificado. “Se ocupó de los más frágiles, de los marginados, de los enfermos y de los descartables de la sociedad. Nos invitaba a comprometernos con ellos”, subrayó García Cuerva. Agregó que Francisco fue “un animador de sueños y esperanzas en un mundo desalentado y con miedo al futuro”, y reconoció su dedicación por los más necesitados: “Nos costó creer cuando salió y transformó el mundo. Con todas las dificultades físicas que podía tener, seguía visitando los países más pobres”.
La misa también fue una ocasión para que el arzobispo instara a los fieles a seguir el ejemplo de Francisco. “Seamos una iglesia inquieta y movamos”, dijo, destacando la necesidad de un compromiso constante y activo con los valores cristianos. También enfatizó que la Iglesia es “la casa paterna para cada uno, con su vida a cuestas”, y destacó que su misión es acoger a todos, sin exclusiones.
El evento reunió a una gran cantidad de figuras políticas, como la vicepresidenta Victoria Villarruel y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, quienes se unieron al homenaje a Francisco. Asimismo, numerosos fieles y organizaciones, incluidos jóvenes en situación de vulnerabilidad, acudieron a rendir tributo al Papa que, como expresó una joven de la parroquia San José Obrero, fue “el Papa de los pobres y de las villas”.
“Él es nuestra esperanza, igual que Jesús”, comentó otra mujer presente en la ceremonia, reflejando el profundo sentimiento de gratitud y admiración que muchos compartían.
En medio de las emociones, García Cuerva cerró su mensaje con un acto de oración: “Una vez más le presentamos al Señor nuestro corazón arrepentido, confiando en su infinita misericordia”. La despedida de Francisco, un Papa que trascendió fronteras, dejó una marca indeleble en la vida de los argentinos y del mundo entero.
Fuente: con información de Noticias Argentinas