El Papa Francisco, el argentino líder espiritual, político y cultural que marcó la historia, murió este lunes a los 88 años. Así lo confirmó el Vaticano en un comunicado difundido a través de su canal oficial en Telegram. Su fallecimiento se produjo apenas un día después de que hiciera una aparición pública desde el balcón de la basílica de San Pedro, durante la celebración de Pascua. Ese fue su último mensaje a la grey católica.
El Papa, cuyo nombre era Jorge Mario Bergoglio, había iniciado un 2025 difícil en su salud, lo que lo llevó a una prolongada internación (38 días) por neumonía grave. Después, se conocería que lo salvaron de dos episodios gravísimos que lo habían dejado al borde de la muerte. Obtuvo su alta médica el pasado 23 de marzo y, fiel a su espíritu inquieto, participó prontamente de actividades públicas, siempre con cuidados por su delicado estado.
“Queridísimos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar la muerte de nuestro Santo Padre Francisco”, declaró el cardenal Kevin Farrell, quien leyó el comunicado oficial del Vaticano. “Esta mañana, a las 7:35 (05:35 GMT), el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de Su Iglesia”.
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A pesar de su convalecencia, este domingo participó brevemente en la misa de Pascua y dirigió la tradicional bendición “Urbi et Orbi” desde el balcón de la basílica de San Pedro. Deseó a los fieles un “feliz domingo de Pascua” y llamó a la “libertad de pensamiento y a la tolerancia” en su mensaje al mundo.
Sin dudas, su muerte no hará más que consolidar su legado. El primer Papa argentino transformó profundamente la Iglesia Católica, haciéndola más inclusiva y comprometida con los cambios sociales y culturales. Revalorizó a los ancianos y a los jóvenes y mantuvo un pensamiento crítico ante los conflictos políticos del mundo.