Hace diez años, Rafael Juniors Solich mató a tres compañeros de secundaria en la escuela Islas Malvinas, en lo que se conoció como la Masacre de Carmen de Patagones. Hoy vive en Ensenada con su familia y sus vecinos no saben de su pasado. 
“Desde séptimo grado que pensaba hacer algo así”, le dijo Junior a la jueza de Bahía Blanca Alicia Ramallo cuando su caso pasó tristemente a la fama como la versión argentina de Bowling For Columbine. El 28 de septiembre de 2004, un joven introvertido y chivo expiatorio del curso sacó el arma que le robó a su padre, integrante de Prefectura y disparó. El resultado: Evangelina Miranda, Federico Ponce y Sandra Nuñez murieron en medio de la balacera; mientras que Pablo Saldías, Rodrigo Torres, Natalia Salomón, Nicolás Leonardi y Cintia Casasola resultaron heridos pero se salvaron de milagro.
En la actualidad, Junior Solich tiene 25 años y pasa sus días entre la casa donde vive con su familia, en Ensenada y la clínica neuropsiquiátrica donde le diagnosticaron “trastorno de personalidad”. Casi ninguno de sus vecinos conoce su pasado, a excepción de uno, que dialogó con revista Gente sobre lo difícil que es para la familia mantener este secreto y arrancar de cero: “Cada vez, más gente se está enterando de que el hijo mató a los pibes”, manifestó. La historia, emblemática en la historia argentina, ahora es contada en el libro Juniors. 
Un relato que estremece
“Juniors. La historia silenciada del autor de la primera masacre escolar de latinoamérica”, es un libro de Miguel Braillard y Pablo Morosi que reconstruye lo que sucedió hace una década en la Escuela Islas Malvinas, en el hecho conocido como “La Masacre de Carmen de Patagones”. A continuación un fragmento del relato entre la jueza de menores y Juniors:
-Hola, ¿cómo estás? Me llamo Alicia. Soy la jueza que va a trabajar con vos por lo que hiciste. ¿te sentís bien? ¿Me querés contar qué pasó?
-Eh… algo me acuerdo… No, no sé, en realidad fue todo muy rápido…
-¡Pero, qué barbaridad, querido! ¿Te das cuenta de lo que hiciste a tus compañeros? ¿Sos consciente de la gravedad de los hechos?
-Sí, sí… bah, no sé…
-¿Cómo te sentís… estás angustiado?
-…Sí… –respondió, seco–.
-Es terrible… ¿supongo que estarás arrepentido?
-Y… sí.
-Bien, Juniors, aunque no estás obligado, es importante que, si tenés ganas, nos cuentes lo que te pasó a vos.
-… Cuando papá salió con mamá, me metí en la pieza y saqué la pistola y los cargadores.
-¿El arma estaba cargada?
-… –asintió con la cabeza–.
¿Y después, qué pasó, te fuiste a dormir así nomás?
-No… no dormí nada…
-¿Por qué? ¿Estabas nervioso?
-…Tenía escalofríos. Estaba medio descompuesto…
-¿Y qué hiciste a la mañana siguiente?
-Salí a las siete, me fui caminando a la escuela.
-¿Qué pensabas en el camino?
-…Nada…
-¿Qué hiciste cuando llegaste a la escuela?
-Entré y me fui a formar en la fila para subir la bandera.
-¿Le mostraste el arma a alguien? -inquirió la jueza
-La pistola no… –Juniors hizo un largo silencio–. El cuchillo se lo mostré a Dante.
-¿Por qué lo hiciste? –le preguntó la jueza, pidiéndole por cuarta vez que levante la vista y la mire a los ojos–.
-…
-¿Estabas enojado?
-Sí.
-¿Con tus compañeros?
-Sí –susurró–.
-¿Con tu familia?
-…También…
-¿Por qué estabas enojado con tus compañeros?
-Me molestan… siempre me molestaron, desde el Jardín… Desde séptimo grado que pensaba en hacer algo así.
-¿Y cómo es que te molestan?
-…Y, a veces me cargan. Dicen que soy raro… me joden porque tengo este grano en la nariz…
-¿Y con tu familia?
-Tuve una pesadilla: yo agarraba un cuchillo y apuñalaba a mi papá. Pero él no se moría, me preguntaba por qué lo había hecho y yo le tiraba una silla y salía corriendo.
Fuente: Minuto1 / Infobae