Cada 25 de Mayo, Argentina recuerda un momento decisivo de su historia: la formación del primer gobierno patrio en 1810. Ese día, tras una semana de intensos debates y manifestaciones en Buenos Aires, los representantes criollos destituyeron al virrey español Baltasar Hidalgo de Cisneros y constituyeron la Primera Junta de Gobierno, en lo que se conoce como la Revolución de Mayo.
La Revolución de Mayo no fue una declaración formal de independencia, pero sí marcó el inicio del proceso emancipador que culminaría seis años después, el 9 de julio de 1816, con la firma del Acta de la Independencia en Tucumán. Fue el comienzo del fin del dominio colonial español en el Virreinato del Río de la Plata y el nacimiento del proyecto de un Estado soberano.
El Cabildo de Buenos Aires fue el epicentro de aquellos acontecimientos, que contaron con el impulso de figuras como Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Cornelio Saavedra y Mariano Moreno, entre otros. Estos líderes promovieron ideas ilustradas y buscaban mayor autonomía para los criollos frente a la autoridad española, en un contexto influido también por las guerras napoleónicas en Europa.
Hoy, el 25 de mayo se celebra con tedeums, actos escolares, desfiles cívico-militares y actividades culturales en todo el país. Las calles se visten de celeste y blanco, y no falta el tradicional locro o la empanada criolla en muchas mesas argentinas. Más allá del feriado, esta fecha invita a reflexionar sobre los valores de libertad, unidad y participación ciudadana que dieron origen a la nación.