Ante los polémicos comentarios de Keila Sosa, participante de Gran Hermano (Telefe), que apuntaron directamente contra la producción, la gala de eliminación se vivió con un ambiente tenso y cargado de enojo, lo que generó gran preocupación entre los competidores de la casa. Tras conocerse los dichos de Sosa, Santiago del Moro ingresó a la casa a y dejó en claro su malestar.

El conductor expresó estar “muy triste” por las declaraciones que ponían en duda la transparencia del juego, algo que dejó sin palabras a todos los presentes.

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En su mensaje, Del Moro aclaró que nadie estaba obligado a permanecer en la competencia y que, si alguien tenía dudas o no deseaba seguir, podía abandonar la casa sin inconvenientes. Además, se habilitó la puerta giratoria para aquellos que decidieran irse.

Del Moro fue contundente al afirmar que “no se va a permitir” que se cuestione la transparencia del programa y destacó que, aunque no era un tema personal con Keila, los participantes debían ser más respetuosos con los que trabajan detrás de cámaras, quienes se esfuerzan para que todo se desarrolle con total honestidad.

“Maltrato a la producción”, cerró el conductor, refiriéndose a las declaraciones de la participante.