Sin rodeos, Lourdes lanzó la frase que encendió el debate: “Yo quiero ver a Ulises en la final”. La espontaneidad de su declaración tomó por sorpresa a sus compañeros, quienes no esperaban un apoyo tan explícito por parte de la participante hacia un nombre en particular.
La revelación de Lourdes llega en un momento crucial del juego, donde las estrategias se afinan y las alianzas comienzan a solidificarse de cara a la recta final. Ulises, quien hasta el momento ha mantenido un perfil discreto pero constante dentro de la competencia, se posiciona ahora, al menos en la visión de Lourdes, como un firme candidato a disputar el título.
Con la cuenta regresiva ya iniciada, cada palabra y cada interacción dentro de la casa adquiere una nueva dimensión. La pregunta que resuena es si la confesión de Lourdes se trata de un genuino deseo o si forma parte de una estrategia más elaborada dentro del complejo entramado del juego. La respuesta final, como suele ocurrir en estos formatos, reside en la opinión del público, que observa atentamente cada movimiento desde el exterior.