La situación se dio durante la fiesta temática del viernes, cuando en redes sociales comenzaron a circular videos que daban cuenta de movimientos extraños en el patio de la casa. Poco después, la producción confirmó la salida voluntaria de Gisela, quien ya había tenido varios cruces con su prima dentro del juego.
Las tensiones entre Katia y Gisela venían escalando desde hacía días. Discusiones constantes, reproches y falta de entendimiento entre ambas fueron desgastando el vínculo familiar, hasta que finalmente explotó. Gisela, harta de los planteos de Katia, decidió abandonar el juego, pero no sin antes dar un golpe certero: antes de salir, se llevó los cigarros de su prima, sabiendo que ese era su “punto débil”.
Una vez más, Gran Hermano demuestra que la casa puede ser más impredecible que nunca, incluso cuando se trata de vínculos de sangre.