Este jueves llega a los cines de la Argentina la última película del director japonés Miyazaki, gran maestro del cine de animación, quien eligió despedirse con una historia emocionante, la de Jiro Horikoshi, un hombre que de pequeño había soñado con volar y termina convirtiéndose en el ingeniero aeronáutico más importante del mundo.
Inspirado en una historia real y basado en la novela homónima de Tatsuo Hori, escrita en 1937, Hayao Miyazaki -creador de “El viaje de Chihiro”- despliega su talento en este relato romántico y conmovedor, en el que dos ráfagas de viento, en distintos momentos de una vida, desatan literalmente un amor profundo que obliga al protagonista a tomar decisiones y desafiar al destino.
En dos horas de pelí­cula conviven la ensoñación y el realismo, dos universos que el director define claramente desde lo visual -utilizando acuarelas, lienzos y trazos a la carbonilla-, y desde el mismo Jiro, que en muchos momentos habita en su fantasí­a. 
Inspirado en el pionero de la aviación italiana Giovanni Battista Caproni, Jiro sueña con diseñar hermosos aviones, pero un problema en su visión – que curiosamente también afecta a Miyazaki- impide que concrete su deseo de ser piloto para terminar siendo un diseñador aeronáutico.
“Se levanta el viento” está contada en un tono poético donde hay lugar para silencios, sutilezas y curiosidades como las escenas en las que el protagonista se toma su tiempo para prender un cigarro y pensarse y repensarse, uno de los tantos gestos que acerca la película hacia el público adulto.
En esta magnífica obra -la undécima escrita y dirigida por el artista nipón-, muestra cómo el protagonista vive, cómo chocan su trabajo y su espí­ritu apasionado, algo que sólo puede sobrellevar gracias al amor y fortaleza de su compañera Nahoko.
Jiro fue el hombre que creó los aviones japoneses que atacaron la base estadounidense de Pearl Harbor durante la segunda Guerra Mundial -entre sus diseños el más célebre fue el Mitsubishi A6M, más conocido como Zero, la aeronave más potente de su época-.
“Fue su genio extraordinario -explicó el cineasta- que lo convirtió en el avión de combate más vanguardista de su época. Jiro entendió de manera intuitiva ese misterio de la aerodinámica que nadie puede explicar con palabras”.
Miyazaki da rienda suelta a su imaginación y propone un recorrido por la vida de este chico sensible y generoso, atravesada por hitos históricos nipones, que van desde la Era Taisho en 1912 en adelante: el terremoto de Kanto de 1923, la gran depresión, el fascismo, la epidemia de tuberculosis y la entrada de Japón en guerra y la probreza.
“¡El viento se levanta!…¡Hay que intentar vivir!”, es la frase que, evocando al poema del francés Paul Valéry, se repite en varios pasajes de la pelí­cula y que de alguna manera refleja el espí­ritu de la obra.
El trazo delicado del dibujo del director japonés nacido en Tokio en 1941 y la preciosa música de Joe Hisaishi embellecen la trama, en la que paralelamente se desarrolla una estremecedora historia de amor que nace cuando el viento une por casualidad a Jiro y Nahoko.
Un halo de nostalgia sobrevuela en la película, que como una dulce despedida, marca el final de la carrera como director de Miyazaki, según él mismo había anunciado en 2013 a través de un comunicado oficial: “Pasaron cinco años entre mis dos últimas pelí­culas. La siguiente no la podrí­a estrenar hasta dentro de seis o siete años, yo ya tendrí­a casi 79 años y estarí­a agotado”.
“Se levanta el viento” fue el largometraje más taquillero de Japón en 2013 y ese año estuvo nominada al Oscar a mejor largometraje de animación, donde fue derrotada por la estadounidense “Frozen” y en los Globos de Oro a mejor pelí­cula extranjera, donde corrió la misma suerte con “La gran belleza”, de Paolo Sorrentino. 
Fuente: Télam