Con más de 40 años de trayectoria en la salud pública, el neurólogo Carlos Delgado Silva dirigió por 15 años a un “monstruo”, como lo definió él mismo. Transitó 15 años de su carrera, en épocas difíciles como director del hospital Dr. Guillermo Rawson, tuvo una fuerte actividad sindical y es uno de los fundadores del consejo técnico de jefes de servicio que presidió por mucho tiempo, incluso contradiciendo políticas del Ministerio de Salud, “todas siempre en defensa del paciente y del hospital”, aseguró a Diario La Provincia SJ.
A sus 71 años, luego de tres años de su jubilación, está más cerca de su familia, disfruta de una rutina activa en su consultorio en el que atiende entre 15 y 20 pacientes por día, que aún buscan la voz de la experiencia en sus consultas. De familia numerosa, el último de 8 hermanos, tuvo un origen humilde que le llevó a tomar decisiones duras. Resistió con fuerza la designación del Dr. Juan Victoria a la cabeza del Rawson durante la gobernación de Escobar y obtuvo democráticamente la dirigencia del nosocomio, un cargo que no se concursa y que usualmente es otorgado por afinidad política.
Todo comenzó en el año 65 en el Colegio Nacional y se recibió en el año 70. Un inicio muy particular: “de 42 compañeros que fuimos, salimos 38 a estudiar medicina en Córdoba, y de esos 36 nos recibimos”, expresó Delgado Silva. Parte de una importante camada de médicos sanjuaninos, muchos de los cuales volvieron y otros trabajan en otros lugares del país. Reconoció que la elección de su profesión fue, “quizá no tanto por vocación, sino por agrupación con ese grupo, todavía lo conservamos y seguimos juntándonos”, reconoció entre sonrisas.
La vuelta a San Juan en 1978 fue al Hospital Marcial Quiroga, con el Dr. Rodolfo Vega Vera. Unos cuantos años trabajando gratis y quedó a cargo del servicio cuando Vera se fue a la política, como diputado. “Era el único neurólogo jefe de servicio y, a la vez, médico de planta. Solo con las paredes discutíamos los casos; la enfermería, la secretaria de electroencefalografía, todo rentado menos el jefe”, expresó.
Tuvo además otros cargos en la dirección del hospital y, en algún momento, hasta un tránsito fugaz por el ministerio. Su familia está integrada por su esposa, “una gran compañera que se bancó a este loco”, y cuatro hijos: tres varones y una mujer. De los tres varones, el más chico, de 40 años, siguió medicina y es neurocirujano; está en el servicio de cirugía del hospital Rawson, “algo irá a quedar” dijo.
La cara de una moneda
Un concurso se abrió en el año 82 para trabajar en el Hospital Rawson en el Servicio de Urgencias y Delgado Silva se comunicó con el jefe de servicio de neurocirugía y se ofreció para hacer revista de sala y hacer el seguimiento de pacientes prequirúrgicos y postquirúrgicos. Dijo: “para que no quedaran tan abandonados, copiando un poco lo que hacen en otros hospitales del país”.
“El jefe se fue de vacaciones y me dejó con otros neurocirujanos a hacer ese trabajo. Cuando él regresa, unos días antes se agrega al servicio de neurocirugía un médico que hacía un mes se había recibido en Córdoba y no tenía ninguna especialidad”, relató. El jefe llegó del viaje a Europa y le dice que había tomado referencia de cómo había sido su rol durante ese periodo y que los médicos le habían hablado muy bien, “él tenía dudas para proponerme nombrarme porque había llegado este médico también al servicio para proponerlo para el mismo cargo, me dijo que iba a decidirlo por azar. Esa noche volvió al servicio y le dijo: “me parece que voy a tener que tirar la moneda”.
“Cuando me dijo así, pensé que detrás de mí estaba toda mi familia que había hecho un sacrificio para formarme a mí, y yo iba a depender de una moneda”, recordó y completó: “le dije que no, que lo nombrara al otro y yo me volvía al Marcial Quiroga”.
En ese marco comentó: “anecdóticamente, mi origen es muy humilde”; octavo hijo de un empleado público, “no me pudo costear toda la carrera; o comíamos o me giraba para la pensión. Me había venido de Córdoba haciendo piruetas, viviendo de prestado. Me movía en colectivo, así terminé la carrera”.
Después, lo llamó el director del hospital disculpándose con la resolución de su designación y “yo se la retiré del escritorio y le dije que no, que ya era tarde; cómo iba a ir yo a trabajar al lado de una persona que me valoró por la cara de una moneda”, aseguró. Aquello quedó en el pasado, luego pudo hasta entablar una amistad.
Los años en neurología en el Rawson, el consejo técnico y la charla con el gobernador Avelín
Por medio de un concurso, tiempo después, Delgado Silva logra entrar al Hospital Rawson por medio de un nuevo concurso al servicio bajo la dirección del Dr. Rugna, con quien aprendió mucho de sus conocimientos en la materia. Nuevamente vuelve a quedar solo cuando el jefe aprovecha una ley del año 90 que permitía a los trabajadores jubilarse con 25 años de servicio y sin límite de edad. “15 años estuve solo para todo el hospital Rawson; ni yo ni mi familia saben lo que era una vacación completa porque no me podía ir más de una semana”, expresó el entrevistado.
En forma paralela, junto a otro grupo de jefes de servicio, fundó el Consejo Técnico que presidió por muchos años y escribió el reglamento que se usa hasta el día de hoy. Este grupo de profesionales de la salud de cada área trabaja ad honorem y vota a sus representantes.
El Gobernador Alfredo Avelín tenía en mano la designación del doctor Juan Victoria de 43 años, que se había recibido de médico también en Córdoba ocho años antes, sanjuanino, pero no vivía en la provincia. “Con el consejo técnico nos opusimos ante el ministro y pedimos audiencia con el gobernador. Nos parecía injusto que viniera una persona sin experiencia en gerenciamiento y sin conocimiento del hospital a dirigir semejante monstruo”, expresó.
Tuvo cintura política el gobernador, quien pidió: “mañana me tienen que traer el nombre del director y el subdirector del hospital que quieren tener”. Fue elegido por sus compañeros junto a la doctora Elizondo para la dirección del hospital: “para mí fue un orgullo porque fueron mis pares los que me dijeron, no fue a dedo o por un cargo político; eso fue importante para mí para poder llevar la gestión”.
Una época oscura para la salud
Los años de los 90 fueron muy duros para la salud en el país y San Juan tuvo su correlato. No se cobraban sueldos, no se podían comprar insumos; “teníamos con un frasquito de ceborán, que es el anestésico, repartirlo entre todas las cirugías del día y por ahí elegir cuáles había que dejar de hacerlas porque había que guardar para la urgencia o para la cesárea que no se pueden hacer de otra forma”, describió Delgado Silva.
La etapa tuvo como resultado una sola expresión: “Fue una época que me quitó muchos años de mi coronaria”, pero con la tranquilidad de no haber tenido intervenciones y denuncias contra su gestión. Más aún cuando había paros y otras medidas de fuerza por parte de los trabajadores, “hacían carpas abajo de la dirección en la vereda y yo me iba y compartía unos mates para ir a pedirle ayuda porque trabajaba al 40% la urgencia”.
Otro momento que le tocó fue la gripe A y cuando decidió armar carpas en una playa de estacionamiento, porque todo entraba por urgencia: “dije que no porque iba a contaminar todo el hospital. Si pongo una carpa acá, llamamos al ejército”.
La pandemia y una decisión importante
La pandemia le ayudó a tomar esa dura decisión, pero no fue hasta que esta terminó que Delgado Silva se dio cuenta. Su gestión estuvo marcada por el inicio de la obra del nuevo Hospital Rawson, para lo cual se formó una comisión para el seguimiento de la construcción del hospital y después la entrega de todas las áreas y del equipamiento. Participó en todas ellas, “hasta que no se entregó el último sector; yo a propósito la dejé al último, neurología, para que no dijeran que yo estuviera influenciando en esas cosas”, dijo fiel a su estilo.
Cuando se declaró la emergencia sanitaria, debido a su hipertensión quedó incluido en la población de riesgo y no pudo continuar trabajando. “Quizá eso fue una señal de que terminó mi ciclo; sin embargo, terminó la pandemia y yo me reincorporé. Pero una doctora me dijo: ¿Qué haces aquí? te tenés que ir a tu casa’ y era verdad, me tenía que ir, eso fue en el 2022”.
El ojo clínico intacto
Delgado Silva comenzó sus estudios en neurología mucho antes que las tomografías y las resonancias magnéticas y mucha gente valora eso. Se levanta de lunes a jueves a las 6 de la mañana a atender pacientes en su consultorio. “Nosotros teníamos que diagnosticar un tumor con la clínica, con un fondo de ojo o tomar los reflejos en un paciente; era así la neurología”, dijo a quien le tocó ser uno de los pocos referentes de la especialidad en la provincia. Subrayó: “hoy el paciente sigue dando la misma clínica; se enferman igual. Ese puntito de tener la clínica ya aprendida y caminada me hace mantener la vigencia”.
Su oficina, como la fila de un banco, pacientes sin turno llegan para atenderlos en el mismo día como si fueran emergencias neurológicas con el frío o calor, esperándolo. “Eso a mí me hace sentir bien porque me levanto todos los días a las 6 de la mañana, como cuando iba al hospital, y sigo haciendo esa vida hasta que el de arriba me diga: ya basta”, aseguró.