En pleno corazón de San Juan, un edificio emblemático cumple 55 años. El Auditorio Juan Victoria, inaugurado en 1970, no es sólo un hito arquitectónico y acústico en la Argentina: es el escenario de una historia viva, marcada por la pasión, la música y la transformación cultural. Y nadie conoce mejor esa historia que Rolando García Gómez, su actual director, quien ha sido testigo y protagonista de casi cinco décadas de cambios, desafíos y logros.
“Desde los 16 años que vengo al auditorio y tengo 63 años”, comenzó contando con emoción García Gómez a Diario La Provincia SJ. Su vínculo con el lugar comenzó como estudiante, pasó luego a ser sonidista, guitarrista profesional, productor cultural y, finalmente, director del complejo.
El Auditorio Juan Victoria es reconocido por tener una de las diez mejores salas del mundo en materia acústica, un privilegio que lo ha convertido en epicentro de la música académica y popular de San Juan y el país. “Hace 10 años el auditorio tenía una programación que a veces no superaba las 60 actividades en el año. Y hoy estamos entre 250 y 300 actividades anuales”, destaca García Gómez.
Este crecimiento explosivo, según el director, responde a un modelo de gestión más abierto y diverso. “Hemos logrado una apertura del lugar a distintos géneros que antes estaban un poquito resistidos”, señaló y agregó. “La música cuyana no tenía un espacio en este complejo y hoy lo tiene. Se ha ganado un espacio tremendo”.
El Auditorio, que depende del Ministerio de Turismo y Cultura de San Juan, supo adaptarse a las necesidades culturales de una provincia en expansión. “Crece la provincia en población y crece automáticamente todo ese tipo de cosas”, explicó subrayando: “Y el aporte de los productores privados no es menor. Cuando el ministerio no puede por la situación económica, ellos hacen contrataciones que elevan el nivel del auditorio y lo proyectan a nivel nacional e internacional”.
55 años de excelencia
El complejo cultural Juan Victoria ocupa más de 25.000 m² y posee una superficie cubierta de 6.880 m². Su sala principal fue diseñada con una acústica extraordinaria y alberga el órgano Walcker, el más grande fuera de Buenos Aires y el primero instalado fuera de un templo religioso. “Lo que siempre llama más la atención obviamente es la sala porque es lo más grande y porque la verdad que es impactante”, destacó Rolando, aún maravillado.
Actualmente, cada espacio de este auditorio “tiene vida” gracias a los alumnos de la Escuela de Música, que depende de la UNSJ y a la cual se le presta las instalaciones. Los chicos practican y estudian en aulas acústicamente tratadas, “una rareza” a nivel mundial. “Los artistas que vienen se quedan impactados… no pueden creer que hay 22 aulas con tratamiento acústico, que además de tener una sala de excelencia, se pueda estudiar sin escuchar lo que pasa al lado”, agregó.
De todos los espacios del Auditorio, hay uno que sigue siendo el favorito de García Gómez: el escenario. “Me sigue impactando entrar a esa sala. Mi lugar preferido es el escenario”, confesó con la humildad que lo caracteriza. Su conexión con ese espacio no sólo es emocional, sino profundamente profesional. A lo largo de los años, compartió escenario con músicos locales e internacionales, y fue testigo del crecimiento del arte sanjuanino en todas sus expresiones.
“Hoy, la agenda del auditorio tiene actividades seis días a la semana. Prácticamente todos los días hay un concierto, una muestra, algo. Este mes por los 55 años llamó la atención la cantidad de eventos, pero para nosotros esta dinámica es la norma”, agregó.
Con conciertos del Mozarteum, de la Orquesta Sinfónica, de la Camerata San Juan, de los coros universitarios, las muestras de artes plásticas y las ferias de emprendedores en los jardines del anfiteatro recuperado, entre otros tantos, el Auditorio es mucho más que una sala de conciertos. Es un faro cultural que ha sabido reinventarse.
El golpe del terremoto del 2021
El terremoto más reciente afectó los cielorrasos de los foyer, espacios claves para la acústica. “Cada lámpara pesa 90 kilos, y era un verdadero peligro. Se tuvo que bajar todo el cielorraso y ahora se aprovechará para instalar el aire acondicionado”, relató. Aunque el proyecto ya está listo, aún falta presupuesto para comenzar las obras.
García Gómez también puso el foco en la necesidad urgente de modernizar otras áreas: “Hay cañerías de plomo en algunos baños, las butacas tienen 55 años, falta un ascensor, un montacarga, más salidas de emergencia… El mundo cambia, y el auditorio tiene que cambiar también”.
La mejora más anhelada por él es la climatización: “Lo que yo más desearía, si yo tuviera que elegir entre las cosas que hay que hacer, sería muy importante poder tener la climatización del espacio, tanto frío como calor. No es fácil, es un proyecto que hay que estudiarlo mucho”. Luego aclaró: “No es como poner aire en un supermercado. Si te equivocás en los materiales, podés arruinar la acústica. Y eso sería destruir la sala”.
Una visión que trasciende
El Auditorio Juan Victoria nació del sueño del visionario Juan Victoria y se convirtió en realidad con presupuesto del Estado nacional en la década de 1960. Desde entonces, ha sido símbolo de resiliencia y calidad artística. Pero detrás de ese símbolo hay personas que lo hacen latir. Y entre todas, destaca una figura constante: la de Rolando García Gómez, el artista que entró como estudiante y hoy lo dirige con pasión, compromiso y memoria viva.
“Creo que todavía no se ha terminado de dimensionar lo que es este complejo cultural”, finalizó con el fuerte deseo que la sala siga creciendo y abriendo más sus puertas no sólo a los sanjuaninos sino al mundo.