Trasladar el cuerpo de Doña Felipa Rojas a un mausoleo en el corazón del cementerio de Tudcum, en Iglesia. Ése es el gran deseo que moviliza a la familia de la “Médica de la Alfalfa“, la sanjuanina que por décadas fue reconocida popularmente por diagnosticar algunas enfermedades con solo mirar la orina de la persona con dolencia.

Doña Felipa murió el 8 de marzo del 2010, tras 22 días internada en el Hospital Marcial Quiroga. En el registro del deceso quedó sentado que tenía 96 años sin embargo, y según sus propias palabras, tenía al menos 10 años más. Es que ella recuerda cuando su madre la inscribió en el Registro Civil y varias veces aseguró que tenía 10 años.

“A mi abuela la pusieron en un nicho del cementerio de Tudcum. Cuando estuvo la intendencia de Mauro Marinero se empezó a construir un mausoleo con una arquitecta. Está hecho pero faltan detalles para pasarla ahí“, comenzó explicando Rosa Bustos Rojas a Diario La Provincia SJ.

Tudcum queda en Iglesia a 215 kilómetros de la Ciudad de San Juan. Foto: Diario La Provincia SJ.

La nieta de Doña Felipa ha pedido en reiteradas ocasiones a diferentes autoridades departamentales y provinciales que “se termine el mausoleo en el cementerio de Tudcum para poder pasarla ahí, para que descanse en su lugar“.

Sin embargo, sus pedidos a lo largo de estos años no han sido escuchados y todavía sigue como una mera expresión de deseo sin que se pueda avanzar. “Lo que queremos es que se termine. Le faltarían detalles. He hablado con quien tengo posibilidad de hablar y lo pido“, aseguró Rosa con un fuerte deseo de que se concrete.

La familia quiere eso. Mis tíos son personas adultas, yo tengo 60 años, imagínese la edad de ellos. El tío menor tiene 75 años y mi tía mayor tiene más de 90 años“, agregó subrayando que es por eso que la bandera con el pedido la levanta ella.

La “Médica de la Alfalfa” fue conocida por su capacidad para leer el orina de personas enfermas. Foto: Diario El Zonda.

Para la familia, la importancia de llevarla ahí es “para que descanse para siempre en un lugar visible como ella se lo merece“. Es que no fue una persona más en San Juan, fue un emblema de tradición que marcó generaciones y fue muy querida. “A mi abuela no le interesaban esas cosas porque era cero materialista pero se hizo esa construcción para ella y pasaron tantos años que es hora de que se termine. Es un lugar que se construyó para ella y queremos que descanse ahí”, agregó la nieta.

El recuerdo de la nieta

Doña Felipa tuvo 10 hijos y también fue mamá del corazón de algunos de sus sobrinos después de que su hermana falleciera. De esos hijos, tres ya fallecieron (dos mujeres y un varón). Rosa es hija de Juan Rojas, el hijo mayor de Doña Felipa, quien ya falleció. En su memoria guarda un lindo recuerdo de su abuela, pero especialmente su enseñanza.

Tudcum es el pueblo en el que vivió toda la vida Doña Felipa. Foto: Diario La Provincia SJ.

Como abuela era muy buena abuela, con carácter porque era una señora de mucho carácter. Sabía poner límites y cuando algo no le gustaba lo decía y lo marcaba. Eso tengo que ella inculcó. Que la respeten y el respeto entre todos. A ella le importaba muchos los niños, que estén sanos y se cuiden”, destacó.

Si bien tuvo 10 hijos y decenas de nietos y bisnietos, Rosa aclaró que el Don fue de ella y no pasó de generación en generación. “Nadie heredó el don. Para mi se nace y se muere con el don. No es que alguien puede sacarlo y pasarlo. El don que tenía mi abuela de mirar el cuerpo a través del sol y la orina, fue imposible pasarlo. Por ahí hay gente que se aprovecha de eso y dicen que son nietas pero no lo son. Y nadie se dedica a eso. Todo lo que aparece por ahí es totalmente falso”, finalizó.

 

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