Eran abiertos o techados. Estaban en zona céntrica pero también en los departamentos alejados. Los cines eran lugares emblemáticos en San Juan que reunían a cientos de personas en sus distintas funciones. En el Día del Cine, Diario La Provincia SJ recuerda esos espacios que aún se conservan en la memoria pero que ya no existen.
En San Juan hubo más de cien salas entre el 60 y el 90. Todas murieron con el paso de los años pero en algunos casos se conservan aún hoy los vestigios de aquellos años de esplendor. Aunque no existe un registro oficial que contabilice cada una de las salas, los sanjuaninos conservan intactos los recuerdos de sus nombres y ubicaciones. Cada uno tuvo su historia, su público fiel y su ocaso.
En Capital, el cine Renacimiento, el Estornell y San Martín estaban ubicados a pocos metros uno de otro, sobre calle Mitre, entre General Acha y Entre Ríos. Actualmente en el primero funciona un comercio chino (donde aún se pueden ver los telones colgando), en el segundo está el Teatro Municipal y en el tercero hay una playa de estacionamiento que convive con una radio. Además, en las inmediaciones, también estaba el Gran Rex, sobre Mendoza, aunque hoy hay un imponente departamento.
Sin dudas, Capital fue el que más cines tuvo. En la memoria de muchos está el Guaymallén (sobre Las Heras), Venecia (sobre Urquiza), El Roxi (en Ignacio de la Roza), Costa Azul (en calle Paula A. de Sarmiento), El Paraíso (en calle Belgrano) y España (en calle Victor Mercante), entre otros. Precisamente en este último lugar hoy se puede ver la estructura superior donde se ubicaba el proyector pero el la gráfica de Cine España fue reemplazado por el escudo del club San Martín.
En Rivadavia estaban los tradicionales Splendid 1 y 2. Uno era al aire libre y el otro techado, ambos en las inmediaciones de avenida Libertador y San Miguel. En el que supo estar al aire libre, hoy hay una heladería y aún se conserva el paredón donde se proyectaban las películas. Frente a éste está la estructura con planta alta, donde estaba el proyector. Actualmente funcionan unas oficinas.
En Chimbas hay uno que es emblemático y conserva su fachada aunque mucho más hermoseado y revalorizando el patrimonio cultural del pasado. Se trata del cine Sarmiento, ubicado sobre calle Mendoza y que recrea los carteleras en blanco y negro.
EL PRIMER CINE NACIÓ EN UN PATIO
En tiempos donde pocos sanjuaninos tenían televisores y no existía internet, San Juan se convirtió en tierra de pantallas brillantes, donde las películas convocaban multitudes y los cines se convertían en el corazón social de todos. Desde los años ‘20 hasta los ‘70, más de 100 salas de cine funcionaron en la provincia. En muchos departamentos, había hasta ocho cines en un radio de 100 metros, casi siempre ubicados frente a la plaza principal. Hoy, no queda ni una sola sala en funcionamiento.
La historia del cine en San Juan comenzó en 1907, cuando Napoleón Rosselot, un inmigrante francés, convirtió el patio de su casa en una improvisada sala de cine llamada Cinema Variedades. Esta fue, sin saberlo, la piedra fundacional de una tradición cultural profunda.
Entre todas las salas que tuvo la provincia, ninguna fue tan impresionante como el Cervantes, construido alrededor de 1927 por el empresario Batista Estornell. Estaba ubicado en calle Mendoza y Central, justo al lado de la actual Catedral y frente a la Plaza 25 de Mayo.
Entre las décadas del ’50 al ’70, el cine San Martín se convirtió en el entretenimiento central para miles de sanjuaninos. La programación incluía películas nacionales, internacionales y noticieros (muchas veces desactualizados), que informaban al público en una época sin televisión ni internet.
Había tres funciones diarias y un plus:
- Matinée a las 14:30.
- Especial a las 17:30.
- Noche a las 21:30.
- Para adultos en trasnoche a las 00:30 con películas no aptas para menores.
Se proyectaban figuras como Clark Gable, Rita Hayworth, Marilyn Monroe, Cantinflas y Luis Sandrini, entre otros. “La gente iba al cine hasta tres veces por semana porque era el único lugar donde podíamos ver imágenes en movimiento. El cine representaba eso: el mundo afuera, aunque fuera en un noticiero viejo”, contó hace unos años José “Pepe” de la Colina, uno de los tantos testigos de esa época.
El arte de proyectar: entre latas de celuloide y baldes de agua
La experiencia cinematográfica no era posible sin los operadores de cine. Las películas llegaban en rollos de 8 a 10 minutos, distribuidos en grandes latas. Los dos proyectores trabajaban en sincronía, cambiando de uno a otro sin que el espectador lo notara.
Uno de los nombres más recordados en esa labor es Héctor Pedro Videla, quien comenzó como operador a los 18 años en el ex cine Sarmiento. En aquel entonces las películas eran de celuloide y se prendían fuego fácilmente, por eso siempre tenían un balde con agua al lado. Él fue quien proyectó en casi todas las salas de la provincia hasta que el último, el cine San Juan cerró sus puertas.
Hoy no queda ni una sola sala de cine activa en San Juan. Las estructuras fueron demolidas, convertidas en supermercados o, en muchos casos, abandonadas. La provincia que alguna vez tuvo más de 100 cines ya no tiene ninguno. Sin embargo, en el corazón de muchos sanjuaninos, el cine sigue vivo.