Por: Cecilia Montero
El dolor es intenso. Por momentos no deja respirar a los familiares y “brota” con palabras que quedan plasmadas en un alambrado. No es cualquier alambrado, es el que cerca el edificio de la Armada en Mar del Plata. Allí las banderas y afiches se mezclan con algunas pertenencias de quienes esperan, esperan, y esperan.
Diario La Provincia estuvo en el lugar donde las familias de los 44 desaparecidos se reúnen todas las noches para recordar que la espera está intacta. Ubicada cerca del puerto de Mar del Plata, la Armada tiene un extenso alambrado donde los familiares colgaron el pasado 2 de febrero decenas de banderas con leyendas, carteles con muestras de afecto y rosarios, muchos rosarios.
“Señora, están en tus manos!!!”, dice uno de los primeros cartones que cuelga. Es una pintura que simboliza a la Medalla Milagrosa alumbrando al submarino que desapareció el pasado 15 de noviembre en el sur argentino. La imagen fue realizad por Guillermo Augusto Romano y recuerda que dentro de la gran nave hay algo muy preciado: la vida de 44 submarinistas.
Sin embargo, lo que más conmueve son sin dudas las muestras de que hay niños que esperan a sus padres. Hijos que recuerdan a sus seres queridos con dibujos, con baberos o chupetes. “Héroes, esperamos su regreso”, dice un dibujo hecho por una nena que firmó como Chiara y que muestra un submarino con animalitos alrededor y por supuesto… corazones.
La cantidad de mensajes son incesantes. Conmueven por su significado pero sobre todo por el afecto que tiene implícito cada uno. Entre todas las banderas está también una que enlaza un vínculo con la provincia de San Juan
“Gaby, te amamos”, dice la bandera. Allí se puede ver fotos de Gabriel Alfaro, el sanjuanino que iba en el submarino el día que desapareció. La bandera celeste y blanca con la inscripción fue colgada por la esposa y la madre del cocinero sanjuanino y lleva una carga afectiva muy grande.
Con el correr de los días y los efectos del viento y la lluvia que por aquellos lados es para esta época constante, muchas de esas expresiones se van perdiendo pero quedan los vestigios de que allí hay algo, la fortaleza de los familiares que no bajan los brazos.