Boca se topó con un prolijo entramado planificado por Gastón Esmerado para Temperley. Sin espacios entre líneas, esperando en bloque en su campo y presionando cuando la pelota cruzaba la línea media, el Gasolero incomodó al líder de la Superliga.
Luego, saltando líneas y buscando la segunda jugada, con Ramiro Costa como faro, o a partir de pelotazos cruzados, intentó avanzar en el campo de juego, en la medida que Boca se lo permitió.
Porque la iniciativa la tuvo el conjunto de Guillermo Barros Schelotto, pero con pocas luces para quebrar la resistencia del Celeste. Carlos Tevez ofreció voluntad y movilidad (de taco, dibujó una asistencia genial en el gol que le anularon a Nández), sin embargo le faltó claridad en la primera etapa. Lo mismo a Cardona, en general impreciso. Así, la mejor arma del Xeneize fueron los desbordes de Pavón.
Un anticipo de Walter Bou y un remate del mencionado Costa, bien contenido por Agustín Rossi, resultaron las acciones más peligrosas de la etapa inicial.
Pero desde el inicio de la segunda parte se olfateó el gol de Boca. Porque Temperley retrocedió en su postura y el local empujó. A los 14′, encontró la ventaja con un centro-gol de Frank Fabra que sorprendió al arquero Ayala.