“Estoy realmente asustado y creo que estamos al límite”. Con esas palabras, el Papa Francisco confesó que tiene miedo a lo peor: a una guerra nuclear que desate miles de muertos inocentes. La confesión la hizo cuando subió al avión ante los periodistas que lo acompañarán rumbo a Chile donde realizará una visita por tres días.

En este contexto, entregó una foto a los que lo acompañan en el vuelo en la que se ve a un niño que tiene los labios, la mirada triste y sobre sus hombros al hermano menor, muerto. “Lo encontré por casualidad, fue tomado en 1945 en Nagasaki, después de la explosión de la bomba. El bebé que lleva con su hermanito espera su turno frente al crematorio. Cuando la vi, cuando vi la tristeza de este niño, me atreví a escribir solo: El fruto de la guerra. Pensé en imprimirlo y compartirlo contigo porque una imagen como esta mueve más de mil palabras”, expresó Francisco según informó el diario Roma Corriere.

Ante la imagen, los periodistas le preguntaron “¿tiene miedo de una guerra nuclear?” y él no dudó en contestar que sí. “Este peligro realmente existe. Y tengo miedo de esto, solo un accidente. A este ritmo, la situación corre el riesgo de caer. Necesitamos eliminar las armas nucleares, trabajar para el desarme”, agregó.

El vuelo es el más largo entre los realizados por el Papa en veintidós viajes internacionales, 12.123 kilómetros, 15 horas y media. El programa es muy intenso: seis ciudades en siete días, diez vuelos. “Gracias por su arduo trabajo, tres días en un país, tres días en otro. En Chile estudié allí un año, tengo muchos amigos; en cambio, conozco menos Perú, fui dos o tres veces para conferencias, reuniones”, contó.

Francisco sonríe serenamente, como si la fatiga no le preocupara, un periodista le dice: ¿pero cómo lo hace, qué le dice su médico que yo también lo tome? Y él se ríe, “pero yo no voy al médico, ¡voy con la bruja!” A su regreso, siempre responderá a las preguntas de los periodistas: “Siempre he temido las entrevistas y he visto lo que me ha sucedido a mí …”. No será un viaje fácil, para el caso. El lema es “Te doy mi paz”. Pero en Chile como en Perú, la Iglesia está en un nivel histórico bajo de popularidad, entre los graves escándalos de pedofilia en el clero y una jerarquía conservadora percibida como distante de la gente.