Estaba en el momento justo y en el horario adecuado. Luisa Rodríguez es mamá de Gabriel Alfaro, el joven cocinero que desapareció el 15 de noviembre con el ARA San Juan. Desde ese día, la mujer no pierde las esperanzas de que aparezca y por eso desde que se perdió contacto con la nave, ella permanece en Mar del Plata junto a su su nuera, Andrea Merelles. Este viernes en la tarde, ambas fueron hasta la Base Naval de la Armada para hacer un banderazo en todo el alambrado junto a los familiares del resto de los tripulantes. En esta ocasión, observó un hecho que la puso a prueba y demostró que salvar vidas es una de las cosas que más fundamentan su existir.
Todo se dio este viernes alrededor de las 19 en el ingreso a la Base Naval. Allí las familias hacían el gran banderazo cuando una pequeña de dos años de edad comenzó a sentirse mal. Luego cayó al piso y convulsionó. Inmediatamente su mirada se paralizó y quedó dura. Todos los que estaban en el lugar pensaron lo peor: que había muerto. Los gritos de desesperación no solo de los padres sino también de la gente que estaba allí alertó a Luisa de que algo malo estaba ocurriendo. Sin dudarlo corrió hasta donde estaba la nena y sin perder tiempo le hizo todas las maniobras de resucitación necesaria para que volviera en sí.
Luisa trabaja como especialista en terapia intensiva y es enfermera del avión sanitario de la provincia de San Juan. Con los conocimientos que refuerza su experiencia, en ese momento se arrodilló en el piso, constató que la nena aún respiraba y comenzó a hacer reanimación cardiopulmonar (RCP). Le hizo respiración boca a boca y masajes en la zona cardiopulmonar hasta que después de unos minutos la nena logró vomitar todo y soyosó. Esa reacción trajo alivio en todos los que estaban presentes que gritaban pidiendo ayuda a los unifrmados que se encontraban dentro del edificio.
Posteriormente los masajes siguieron hasta que pudieron levantarla y subirla a un auto para trasladarla de urgencia hasta un hospital cercano. Allí ella siguió acompañando a la menor con el amor de su profesión: salvar vidas.