Su nombre es María Fanny Trigo, tiene 53 años y vive junto a dus hijos y su pareja. Es profesora de educación física pero desde hace unos años se encuentra con licencia por el cuiado de su estado de salud.

Su vida era tranquila junto a sus dos hijos biológicos y su hija de corazón, siempre activa, amando su profesión y simplemente siendo felíz. 

“En el año 2014, un día me noté que a una mama la tenía más grande que la otra y se me veía pequeños tumbitos. Siempre fuí muy muy rigurosa con mis estudios, entonces decidí ir al médico. Allí me revisó y notó, la pelotita. Era cáncer de mamay era maligno”, contó Fanny a Diario La Provincia. 

En ese momento, la mujer comenzó a transitar por el tratamiento médico correspondiente siempre acompañada de su familia y amigos. 

“No sabía donde estaba parada, tenía una vida normal y de pronto apareció esto y no supe qué hacer. Por la enfermedad me sacaron toda la mama a través de una mastectomía, pero gracias a Dios me salvó la vida porque el gángleo mamario no estaba afectado, y por eso también no fui sometida a la quimio. Después de eso me sentí mutilada pero nunca bjé los brazos”, confesó la mujer.

En ese momento, Fanny quiero ir más allá y conocer el por qué de esta enfermedad, ya que además de lo propio y fisiológico del cuerpo, considera que el cáncer tiene otras razones por la cual se produce. 

“Una vez que terminé con el tratamiento trataba de estar felíz y tener pensamientos positivos, salí victoriosa. Entonces pensé que cada enfermedad tiene un por qué, la mama viene de la madre, y por eso realicé Reiki y me sometí a un método que se llama “constelación familiar”, allí descubrí que guardaba mucho resentimiento por diferentes situaciones de mi vida y mi familia”.

“Sentí que una olla a presión se destapaba en mí, cuando me enfermé de cáncer tenía muchos rencores guardados en el cuerpo y cosas que me pasaban y las tenía atrapada, creo que eso me enfermó. Pero cuando te pasan cosas así tan grosas te cambia la forma de ver las cosas y el mundo”, dijo.

Junto con su drástico giro de vida, Fanny se abrió camino a nuevas oportunidades y entonces comenzó a realizar obras de arte en mosaiquismo. 

“Ahora participo de ferias y hago muchas cosas con ello. El mosaiquismo son cosas rotas que convertís en algo bello, yo hice lo mismo con mi vida. Me dediqué a eso y a ser felíz, después de 4 años de esto decidí dar un paso más”, dijo Fanny refiriéndose a la decisión de tatuarse su mama, la cual le fue extirpada.

“Me tatué toda la cicatríz y un nuevo pezón. Ahora al mirarme, veo algo normal, me hace bien verme así y no los residuos de lo que fue mi enfermedad. Pero lo principal de superar todo esto es la eliminación de los resentimientos, y convertir todo en algo hermoso, las cicatrices también, tanto de la enfermedad como de la vida”, concluyó emocionada.