Rocío Herrera, la adolescente sanjuanina que recibió un trasplante de corazón en el Hospital Garrahan, recibió el alta este sábado.
Con alegría, su mamá Lidia Marín compartió la buena nueva en Facebook junto a una foto con : “Hola gente linda!! Hoy es un sábado maravilloso!! Y así se nos va de alta la Leona: Rocio!!! Gracias ! A todos por sus oraciones , energias y fuerzas que son el apoyo día a día para transitar este camino que le toco.
Gracias a todo el equipo médico!! GRACIAS ÁNGEL DONANTE Y FAMILIA!! SIN DONANTES NO HAY TRASPLANTES!!”.
Rocío Herrera Marín padecía una Miocardiopatía Restrictiva Hipertrófica Biventricular que la llevó a estar en Emergencia Nacional de INCUCAI. Tras el trasplante, realizado en marzo, ingresó nuevamente a quirófano para control de un sangrado irregular y su familia y amigos pidieron rezar por ella.
Afortunadamente, gracias al tratamiento médico y las ganas de vivir de la adolescente, hoy inició una nueva etapa.
Su historia
El 14 de mayo del 2017 fue una visagra en su vida. Ese día se desmayó por primera vez, y a partir de ahí, todo se transformó en una eterna espera por recuperar su vitalidad. “Empezó con una descompensación. La llevé al César Aguilar, pero me la devolvieron a casa. A la media hora le volvió a dar, se desmayó, la volví a llevar, le hicieron un electro y en minutos la trasladaron hasta el Rawson”, recordó la mamá Viviana Marin. A partir de ahí quedó internada por seis meses en San Juan.
El segundo golpe fue el 29 de julio, con el fallecimiento de Rafael Herrera, su papá. Otro guerrero que peleó contra el cáncer por más de diez años, y que pese a que ya sabían que iba a tener ese desenlace, igualmente la afectó anímicamente.
El festejo de los 15 años es una tradición latina con la que la mayoría de las chicas sueña. Rocío los cumplió mientras estaba entre las paredes del nosocomio. Sin embargo, no fue un momento triste, todo lo contrario ya que entre el personal del hospital, su familia y las voluntarias de CUVHONI le hicieron el merecido festejo.
En octubre llegaron a Buenos Aires para hacerle un estudio más complejo, y allí encontraron que su condición era un poco más grave de lo que se creía. Toda la parte derecha de su corazón no le funcionaba, por lo que empezó un tratamiento con medicación, que entre otras cosas, disminía la presión de los pulmones.
Ese mismo mes entró a la lista de emergencia nacional en espera del órgano que finalmente llegó.