Con su tradicional desayuno, la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) detalló en un informe la situación actual del sector tanto en el pronóstico de cosecha, el presente del mercado interno y externo como la pronunciada caída del consumo.

Dentro del documento, se destaca la afirmación de que no hay sobrestock vínico y con un equilibrio en el mercado para responder a la demanda, no se debería importar vino. 

“Los datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura a comienzos de 2018 señalan que el stock de vino blanco a fin de mayo de este año será de aproximadamente 5,5 meses, es decir que al momento de liberar los vinos de la cosecha 2018 contaremos con un stock de la cosecha anterior de poco más de cinco meses de despacho, lo que traducido en litros significaría unos 160 millones, mientras que el vino tinto señala 7 meses de existencias o lo que es lo mismo, 400 millones de litros”, expresa el informe.

“Son aproximadamente 6 los meses de vino de reserva con los que contaría la vitivinicultura argentina al cierre del ciclo productivo 2017/18. Esta es una cantidad adecuada y suficiente para atender la demanda y cualquier vicisitud externa que se presente. Este dato también muestra que la cosecha 2018 no debería agregar “nuevos meses” de existencias puesto que aumentar el nivel de stock desequilibraría el mercado generando una sobre oferta y por lo tanto presionando los precios de uvas y sobre todo de vinos de traslado a la baja”, se señaló.

En cuanto al consumo, “en 2016, la caída del consumo de vino en Argentina respecto al 2015 fue 9%, esto significó la pérdida de 85 millones de litros de vino. En 2017 el consumo siguió cayendo, un 6% en relación al 2016 de acuerdo al Instituto Nacional de Vitivinicultura y al Observatorio Vitivinícola Argentino. En dos años el consumo per cápita en Argentina paso de 24 litros a 20 litros, situación que preocupa si consideramos que alrededor del 80% del vino que Argentina produce se comercializa en el mercado interno”.