Carina Iribarren es una maestra jardinera y diseñadora, que desde hace algunos años decidió dejar de lado estas profesiones y continuar con otro trabajo que le apasionaba: el tejido. Ella aprendió las primeras técnicas de su abuela y luego de su madre, y con el tiempo se volvió una hábil autodidacta que hoy en día se dedica a brindar talleres para compartir este arte que muchos creen que se va perdiendo.
Con sus primeras alumnas notó que cuando tejían quedaban algunos sobrantes de lanas y decidieron darle una nueva vida. Fue así como surgió la “Travesía punto por punto”. “Habré tenido unas 7 u 8 chicas, y comenzamos a pensar qué hacer con los ovillitos que nos sobraban. Así empezó todo, con la idea de abrigar a alguien que lo necesitara. Al año siguiente tuve más alumnas y se fueron prendiendo, así que año a año se suman más, les gusta la idea”, contó Carina a Diario La Provincia.
Tanto gustó la iniciativa que este jueves pasado partieron 25 mujeres con la quinta travesía hasta una escuela en Punta del Agua que queda en 25 de Mayo. “A quien le preguntes te va a poder decir que es una experiencia divina. Trabajamos mucho durante todo el año en estas travesías. El jueves terminamos con una y ya estamos pensando en la próxima. Eso enriquece el alma”, agregó la profesora.
Son grupos de alumnas muy heterogéneos, pero que encuentran en común el amor por el tejido. “La más joven tiene 25 años y tengo hasta una abuela que está por cumplir los 90. Hay una mayoría de ex profesoras ya jubiladas, pero también vienen de otras profesiones. Más allá de lo que nosotras hacemos en la parte de tejido, se van sumando personas y empresas a nuestra campaña con otro tipo de donaciones, y por suerte el año pasado pudimos hacer tres visitas. La más grande fue en Angaco, y después fuimos a una escuela de Caucete y otra de Ullum de Educación Especial. Aunque ya nos quedaban pocas mantas, por lo menos pudimos llevarles gorritos y golosinas”.
Para poder seguir con este proyecto, están recolectando lanas, de todo grosor y color. “Lo que más necesitamos es la donación de material, porque nosotras sacábamos la cuenta de que cada manta tiene un promedio de 1 kilo y medio, lo que equivale como muy barato a $450. Esta semana entregamos 70 mantas, y eso hace un total de más de $30 mil en costos. Llega un momento en el que tenemos mucha mano de obra, pero falta lana. Por eso les pedimos aunque sea un ovillito que les sobró”.
Según los cálculos de las “arañitas”, con un ovillito de 100 gramos, pueden hacer hasta 3 cuadrados, y una manta lleva 40, por lo que todo suma. “Nosotros las tejemos con mucho amor, y el que tenga lanas para colaborar se puede comunicar a mi teléfono personal 264 505-4074”, pidió la profesora.