Hace 5 años, un brutal femicidio conmocionó a San Juan. El 18 de junio, el cuerpo de una joven apareció mutilado, sin sus brazos, en un descampado de El Mogote, Chimbas. La chica era Yamila Pérez, de 27 años de edad, y había sido asesinada 2 días antes, el 16 de junio según indicó la autopsia.
Sus miembros fueron mutilados porque estaban tatuados. El asesino además cometió otras atrocidades con el cuerpo de la chica con el fin de que nadie pudiera identificarla. Sin embargo un tatuaje en el tobillo permitió saber quién era, además había sido nuevamente mamá pocos días antes de morir.
Por el hecho, Evaristo Molina recibió prisión perpetua en octubre del 2019 pero nunca dijo dónde arrojó el resto del cuerpo de la chica, por ende no se los pudo encontrar. El hombre fue condenado por el juez Guillermo Adárvez, del Tercer Juzgado de Instrucción bajo la caratula de Homicidio Doblemente Agravado por Alevosía y por Violencia de Género.
“Que digan quienes fueron sus cómplices. Por qué hizo eso, no tiene perdón de Dios“, expresó en el 2019 su mamá del corazón, Norma Allende, a Diario La Provincia SJ y luego agregó: “Yo se que tengo un juez, que es Dios pero necesito que hagan justicia“.
“El dolor que yo tengo no lo tiene nadie. Es muy grande. Ya he perdido dos hijos, con ella y no puede ser. Voy a seguir luchando hasta las últimas consecuencias. No puede ser que se quede callado y no diga nada, qué hizo con las partes del cuerpo que no están. Por que hizo semejante daño, sabiendo que ella tenía hijos. Dejó solos a los niños“, expresó la mujer que con voz entrecortada repitió… dónde están los brazos y el rostro de Yamila”.
En el juicio no habló
Sentado sólo, con la cabeza baja todo el tiempo y con varios kilos menos de aquel día que cayó preso por haber asesinado a Yamila Pérez. Así estuvo Evaristo Molina en el juicio abreviado que se le realizó el miércoles 23 de octubre del 2019 en la Sala III de la Cámara Penal. Durante todo el tiempo permaneció como abstraído, pensativo y sin poder de reacción ante el relato de la Fiscalía sobre cómo ocurrió aquel hecho trágico del 16 de junio del 2018.
Sin embargo, no todo fue silencio en él. Al momento de recibir la condena perpetua hizo uso de su habla. Solo cuatro palabras pronunció, una frase que dejó a todos expectantes pensando que se conocería finalmente el resto de la verdad que nunca salió a la luz. Esa frase generó la necesidad de escuchar un poco más.
“Sí, yo la maté“, dijo aceptando de esta forma la condena a perpetua por parte del Tribunal. Solo pronunció esas palabras y otra vez el silencio lo envolvió y su mente volvió a abstraerse del lugar. Con esta declaración quedó la sensación de vacío de quienes esperaban escuchar dónde escondió los brazos, que nunca aparecieron, y si hubo alguien que lo ayudó a cometer el crimen o encubrirlo.