El 18 de junio de 2018, San Juan se estremecía con la noticia del hallazgo del cuerpo de una mujer en una zona descampada de El Mogote, en el departamento Chimbas. La víctima fue identificada como Yamila Pérez, una joven de 27 años que había sido madre poco tiempo antes. El caso se transformó en uno de los femicidios más recordados de la provincia, no solo por la violencia ejercida, sino por el dolor que aún perdura en su entorno.
Según la autopsia, Yamila había fallecido el 16 de junio de 2018, dos días antes de que su cuerpo fuera hallado. La identificación fue posible gracias a un tatuaje visible, que permitió determinar su identidad pese a los intentos por ocultarla.
La investigación judicial apuntó a Evaristo Molina, quien fue detenido y llevado a juicio en 2019. En un proceso abreviado realizado en la Sala III de la Cámara Penal, el acusado fue condenado a prisión perpetua por el delito de homicidio doblemente agravado, por haber sido cometido con alevosía y en un contexto de violencia de género. La sentencia fue dictada por el juez Guillermo Adárvez, del Tercer Juzgado de Instrucción.
Durante el juicio, Molina se mantuvo en silencio durante todo el proceso y solo se limitó a confirmar su responsabilidad con una breve declaración. Solo cuatro palabras pronunció, una frase que dejó a todos expectantes pensando que se conocería finalmente el resto de la verdad que nunca salió a la luz. Esa frase generó la necesidad de escuchar un poco más.
“Sí, yo la maté“, dijo aceptando de esta forma la condena a perpetua por parte del Tribunal. Solo pronunció esas palabras y otra vez el silencio lo envolvió y su mente volvió a abstraerse del lugar. Con esta declaración quedó la sensación de vacío de quienes esperaban escuchar dónde escondió los brazos, que nunca aparecieron, y si hubo alguien que lo ayudó a cometer el crimen o encubrirlo.
El dolor de una familia que sigue esperando
Quien expresó públicamente el dolor de la familia fue Norma Allende, madre del corazón de Yamila, quien en reiteradas ocasiones pidió justicia y verdad. “Que digan quienes fueron sus cómplices. Por qué hizo eso, no tiene perdón de Dios“, expresó en el año 2019 su mamá del corazón, Norma Allende, a Diario La Provincia SJ y luego agregó: “Yo se que tengo un juez, que es Dios pero necesito que hagan justicia“.
“El dolor que yo tengo no lo tiene nadie. Es muy grande. Ya he perdido dos hijos, con ella y no puede ser. Voy a seguir luchando hasta las últimas consecuencias. No puede ser que se quede callado y no diga nada, qué hizo con las partes del cuerpo que no están. Por que hizo semejante daño, sabiendo que ella tenía hijos. Dejó solos a los niños”, expresó la mujer en aquel año, que con voz entrecortada repitió… “dónde están los brazos y el rostro de Yamila“.