Pasaron cinco años desde la muerte de Julieta Viñales, la joven de tan solo 18 años estudiante de medicina quien falleció tras una operación de amigdalas. La causa contra el médico que la operó, Maximiliano Babsía, fue elevada a juicio pero recién 3 años después se conoció la fecha de inicio, que será el próximo 9 de septiembre.
La madre de la joven, Cintia Aboal, relató a Diario La Provincia SJ cómo se desarrollaron los hechos que terminaron con la vida de su hija y subrayó que esta tragedia podría haberse evitado.
“Mi hija nos dio muchísimas alarmas durante la cirugía y después, y no se hizo nada. Todo se podía haber solucionado”, aseguró Cintia, al recordar que Julieta, sana y sin antecedentes graves, fue sometida a una cirugía de amígdalas considerada de rutina.
“Era una cirugía totalmente sencilla, pero hubo negligencia. Julieta vomitó sangre en casa, algo que no es normal, y aún así no tomaron cartas en el asunto”, relató la madre.
Cintia detalló la desesperante secuencia de hechos posteriores a la operación: la cirugía se realizó en la clínica Cáceres, donde Babsía le indicó que todo saldría bien, pero no informó sobre los riesgos que podía correr su hija.
Tras la intervención, Julieta presentó dolor intenso y sangrado, que fue minimizado por el médico. “Él nos dijo que era normal, que no pasaba nada. Pero una noche el vómito de sangre fue enorme”, explicó. Cintia con su hija desvanecida y bañada en sangre fue de urgencia al Hospital Marcial Quiroga y luego derivada a terapia del Hospital Rawson.
Según Cintia, los médicos de guardia indicaron que Julieta debía regresar al quirófano, pero Babsía se negó: “Él sabía lo que había pasado, conocía la gravedad, y aun así no permitió que la atendieran como correspondía. Ese es el dolor que uno lleva: todo se podía haber evitado”.
“Fue un shock para nosotros, nunca imaginamos que algo así podría pasar tras una cirugía simple”, contó. La joven fue estabilizada y mantenida en terapia intensiva, pero a pesar de los esfuerzos médicos, Julieta falleció el 3 de marzo de 2020.
Cintia destacó además que no busca venganza, sino justicia y prevención: “No quiero venganza. Lo que quiero es que esto no le suceda a nadie más. Julieta era sana, tenía toda la vida por delante y no debería haber muerto por errores que se pudieron evitar”.
La familia espera que el juicio, programado para el 9 de septiembre, sea un paso hacia la responsabilidad del profesional y la visibilización de la importancia de la seguridad del paciente. “Tenemos peritos de parte, médicos y enfermeras que estuvieron con Julieta, y queremos que se haga justicia”, afirmó.
La ley Nicolás
Además, desde la muerte de Julieta, su madre se involucró en la lucha por una ley que busca, digitalizar historias clínicas, establecer controles psicofísicos para médicos y reforzar protocolos de atención: “Desde que falleció Juli, me contactaron familiares de víctimas de mala praxis de todo el país. Nos han dado un apoyo incondicional y seguimos luchando para que esto no vuelva a pasar”, concluyó.
Cintia confía en que el juicio no solo sea un momento de justicia, sino también un llamado de atención para la comunidad médica y la sociedad en general: “Mi fuerza es mi hijo Agustín y la búsqueda de justicia por Julieta. Queremos que ninguna otra familia pase por este dolor”.