El juicio por la muerte de Julieta Viñales por presunta mala praxis médica, este lunes se escuchó a sus padres. Con una entereza que se entrecortaba entre silencios y lágrimas al revivir los últimos días de vida de su hija, declararon Leonardo Viñales y Cyntia Aboal, con la presencia en sala del imputado Dr. Maximiliano Babsia.
El matrimonio contó la previa de la cirugía, qué pasó el día de la operación de amígdalas y la pesadilla que vino después y que terminó con la muerte de la joven estudiante de Medicina.
“Ella estaba con problemas de la garganta y mi esposa y Julieta decidieron atenderse con este médico (por Babsia), al que llegaron por recomendación y siguieron todos los procesos para operarse en esa clínica”, expresó Leonardo Viñales. Por cuestiones de trabajo, dijo que no puso estar con su hija en los estudios prequirúrgicos ni en consultas previas, por tanto no vio a Babsia antes de la cirugía.
Recordó que Julieta “estaba perfecta y con angustia por la operación. Pero ella estaba bien”. Fue él quien la acompañó a la clínica y recordó lo sucedido tras la operación.
“La pusieron en la cama, la enfermera le estaba poniendo el suero y a los 50 minutos a 1 hora, nos dieron el alta. Lo dijo la enfermera y al Dr. No lo vimos”, explicó. Se refirió a que les dio una receta para un medicamento más: “nosotros ya habíamos comprado todo lo que nos había pedido pero nos dio otro que era para la hemorragia. Lo supimos porque lo googleamos y consultamos a otros profesionales. El Dr. nos dijo nada”.
Recordó que tras recibir el alta “Julieta nos dijo que tenía muchísimo dolor y no podía tragar la saliva. La llevé a casa, estuve un rato con ella y me fui a Buenos Aires.
El contacto de Babsia con la familia fue nulo tras la cirugía y el padre de Julieta tuvo que viajar a Buenos Aires. El sábado 15 de febrero regresó y su hija ya estaba internada en el Hospital Rawson.
Viñales se conmovió al recordar una hemorragia sufrida por Julieta, que entró en paro cardíaco. “Vi que le hacían RCP a Julieta y estaba lleno de sangre abajo, pero mal. Nunca había visto tanta sangre. Cuando pregunté qué había pasado y cuánto tiempo llevaba haciéndole reanimación…”, expresó e hizo un profundo silencio.
Sobre Babsia, destacó que “cayó después ahí y quiso entrar a Terapia, muy alterado y no dejaba trabajar los médicos. No quise salir hasta casi el momento que la llevan a quirófano”. Tras la operación de urgencia, volvió a ver al médico, en el pasillo que va a terapia. “Nos dijo que no sabía qué había pasado. Sólo eso. Me enteré por el cirujano del problema en la arteria y que habían podido taparla. Ya sabíamos que Julieta estaba con muerte cerebral”.
Tras su testimonio, fue su esposa Cyntia Aboal que con una foto de Julieta en las manos, pudo declarar por la causa en la que el médico otorrinolaringólogo está imputado por “Homicidio culposo”.