A través de un video en Instagram, el propietario de la confitería Porota, ubicada sobre el lateral de avenida Circunvalación a metros de Ignacio de la Roza, rompió el silencio y compartió su indignación tras ser víctima de dos robos en una sola semana. Lo hizo tras esperar, sin éxito, respuestas por parte de la Policía y la Justicia.
“Nos robaron dos veces en una semana. Dudamos si hacer este video y hacerlo público porque estábamos esperando que la policía, la justicia, la UFI actuara, pero lamentablemente, como siempre o casi siempre, queda en la nada”, expresó con visible impotencia.
El primer robo ocurrió un sábado a las 23 horas. Los delincuentes ingresaron forzando un vidrio laminado altamente resistente, lo que obligó a sacar el marco completo de la ventana para acceder. Una semana después, los mismos sujetos —y a la misma hora— regresaron, esta vez llegando hasta el corazón de la fábrica, como explicó el empresario en el video.
Rostros captados por cámaras, pero sin avances
“En la segunda oportunidad, esa cámara toma perfectamente el rostro de la segunda persona. Sabemos que la Policía tiene los recursos y que saben quiénes son, pero no hay avances. Esa es la parte que más duele”, remarcó.
Entre los elementos robados se encuentran un molino digital valuado en 4 millones de pesos y un microondas, herramientas fundamentales para el trabajo diario. “Lo material se puede reponer, pero lo que no se recupera es la sensación de inseguridad. Se metieron a nuestro espacio, a nuestro negocio, y eso genera un desgaste emocional enorme”, dijo con tristeza.
El mensaje del empresario refleja el agotamiento de muchos emprendedores que, además de lidiar con la economía y la burocracia, deben enfrentar una inseguridad creciente sin respuestas judiciales.
“Se cagan en el laburo de un montón de personas que trabajan con nosotros. Eso genera desconfianza en el emprendedor. Te dan ganas de no hacer nada. Porque te pueden entrar a robar, pero que después ni siquiera la justicia actúe, es lo que más te frustra.”
Porota, más que una confitería, es un punto de encuentro para quienes disfrutan de un café en compañía de sus mascotas. El espacio fue pensado desde una lógica familiar, y ese mismo espíritu fue el que motivó al dueño a compartir públicamente lo ocurrido: “Somos una familia acá, y entre todos nos acompañamos. Gracias a los clientes que siguen apostando por nosotros”, cerró.