Este martes 13 de mayo, el caso de Lucía Rubiño alcanzó un momento crucial. Tras varias jornadas de audiencias, finalmente se conoció la resolución sobre el futuro de Juan Pablo Echegaray, acusado como participe del homicidio culposo por la muerte de la joven en un siniestro vial.
La audiencia tenía dos posibles desenlaces: el sobreseimiento de Echegaray o la continuación del proceso hacia juicio.
El juez Javier Figuerola resolvió finalmente sobreseer a Echegaray, una decisión que desató una fuerte reacción de enojo, rechazo y angustia entre los presentes, especialmente en los familiares de Lucía Rubiño, quienes se habían mostrado esperanzados en que el proceso avanzaría a juicio.
Dentro de la sala, el ambiente estuvo cargado de tensión. Echegaray, quien no asistió en persona, siguió la audiencia a través de Zoom. En la sala se encontraban los familiares de Lucía Rubiño, así como los abogados de las partes involucradas, quienes esperaban con ansiedad la lectura del fallo.
El juez, tras revisar los elementos del caso, decidió dar su veredicto. En su resolución, Figuerola indicó que “se sobresee total y definitivamente a Juan Pablo Echegaray por el delito de homicidio culposo”. Esta primera parte del fallo, leída con firmeza por el magistrado, causó un gran impacto en los familiares de Lucía, quienes esperaban otro tipo de resolución. En sus rostros se reflejaron dolor, desgano y una profunda angustia.
Pero la sorpresa no terminó allí. Tras el sobreseimiento, el juez también señaló que “se mantiene la libertad de Juan Pablo Echegaray”, lo que dejó aún más desconcertados a los familiares y amigos de Lucía. La noticia de que Echegaray quedaba en libertad después de haber sido sobreseído por la muerte de la joven causó una sensación de injusticia entre los presentes, especialmente al hermano y al padre de Lucía, quienes se mostraron visiblemente afectados y sin palabras ante lo resuelto en la sala.
Fuera de los tribunales, la noticia del sobreseimiento de Echegaray también generó una fuerte reacción. Los familiares de Lucía, junto a amigos y conocidos, expresaron su indignación y su rechazo a la decisión judicial. En declaraciones posteriores, Belén Montilla, madre de Lucía, subrayó que seguirán luchando por justicia y no bajarán los brazos ante lo que consideraron una resolución injusta.
“No vamos a bajar los brazos”, afirmaron con firmeza, dejando claro que el proceso aún no había terminado para ellos y que continuarían buscando respuestas y justicia para Lucía.