Hoy, 23 de noviembre, se cumplen 47 años de uno de los terremotos más devastadores que azotaron a la provincia de San Juan. Aquel 23 de noviembre de 1977, San Juan vivió un sismo de gran magnitud que se registró con una intensidad de grado IX en la escala de Mercalli, y una Magnitud Momento de 7.4 en la escala de Richter. Este fenómeno sísmico, conocido como el terremoto de Caucete, dejó un saldo trágico de 65 muertos y cientos de heridos, y marcó un hito en la historia sísmica de la provincia.

Los sanjuaninos siempre han vivido bajo la premisa de que “donde tembló una vez, temblará otra vez“. Esta realidad, que sigue presente en la memoria colectiva de los habitantes de la región, se vio nuevamente reafirmada en 1977, cuando la tierra volvió a sacudirse con fuerza. En este sentido, los eventos sísmicos siempre han sido un recordatorio de la vulnerabilidad ante la naturaleza, y a la vez, una llamada constante al aprendizaje y la preparación.

En el terremoto de 1977 murieron 65 personas.

Este terremoto, además de su trágica consecuencia humana, trajo consigo importantes reflexiones y desafíos en cuanto a la construcción y la prevención. El evento de 1977 se consolidó como un parteaguas para el país, ya que puso a prueba todo lo que se había avanzado en materia sísmica. A pesar de las mejoras en la infraestructura y la implementación de normas para construir edificaciones más resistentes, el sismo dejó en evidencia que los sectores más vulnerables eran los más expuestos a las tragedias. No obstante, la tragedia también permitió la creación de nuevas estrategias y políticas para enfrentar estos fenómenos. Ese mismo año, se instauró el Día de la Protección Civil, un homenaje a las personas que trabajan incansablemente para salvar vidas y mitigar los efectos de desastres naturales.

En comparación con otros sismos históricos, como el ocurrido en 1944, el terremoto de 1977 fue mucho más devastador en su intensidad y duración. Fue un terremoto doble, que comenzó con un sismo en el norte del Pie de Palo, seguido 20 segundos después por otro de mayor magnitud en el este de la misma zona. Este doble movimiento resultó en una vibración más prolongada, lo que generó un impacto mucho más grande, tanto en la infraestructura como en las personas.

El terremoto de 1977 partió la ruta en 2 partes.

El terremoto de 1977 fue el primero en San Juan en ser registrado digitalmente, gracias a los avances tecnológicos de la época. Esto permitió obtener mediciones más precisas y dejó valiosa información para la investigación sísmica futura. A día de hoy, este sismo sigue siendo objeto de estudio debido a su importancia histórica y tecnológica. Además, sirvió como base para el fortalecimiento de la protección civil y la creación de un organismo nacional que abogara por la seguridad sísmica en la región.

La memoria sísmica de San Juan está más viva que nunca. Los eventos ocurridos ese 23 de noviembre de 1977 siguen siendo una referencia en las políticas de prevención, y cada nuevo temblor recuerda a los sanjuaninos la necesidad de seguir mejorando en la planificación y en la construcción de edificios sismorresistentes. El sismo de 1977 puso en evidencia la importancia de conocer las características del suelo y el tipo de edificación adecuada para cada zona, y este conocimiento ha sido clave para mitigar los efectos de terremotos posteriores, como el de enero de 2021.

El terremoto de 2021, aunque de menor magnitud, revivió las mismas sensaciones y los mismos desafíos que se vivieron en 1977. En el sur de la provincia, la tierra volvió a temblar en un área desértica y con características similares a las de 1977, lo que generó daños en los mismos lugares afectados décadas atrás. Según el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES), los terremotos de 2021 y 1977 comparten similitudes en el comportamiento del suelo, lo que demuestra que los esfuerzos en materia de investigación sísmica y ordenamiento territorial deben continuar.

En este contexto, los organismos encargados de la obra pública trabajan de manera conjunta con diversas instituciones para generar estudios de suelo y establecer normas más estrictas para la construcción. En este contexto, es fundamental conocer los suelos para planificar el uso del territorio de manera más segura, asegurando que las construcciones sean estratégicas y estén adaptadas a las condiciones sísmicas de cada área.

El terremoto del 2021 recordó aquel sismo del 77.

El terremoto de 1977 no solo dejó una huella imborrable en la historia de San Juan, sino que también enseñó que, ante la naturaleza, no hay lugar para la complacencia. La memoria colectiva y los avances en la investigación sísmica nos permiten estar mejor preparados ante los terremotos, pero es necesario seguir aprendiendo y adaptándonos a los nuevos desafíos que presenta un territorio sísmicamente activo.