Era uno de los curas que había alcanzado un mayor acercamiento a la gente y afecto. Muchos lo definieron como un párroco humilde, servicial y emprendedor. El padre Roberto Casasola, durante más de tres décadas, dedicó su vida al servicio pastoral y comunitario.
Su partida, el 4 de enero de 2019, dejó una profunda huella en la comunidad religiosa de San Juan, especialmente en los vecinos de Chimbas, donde estaba al frente de la Parroquia Nuestra Señora María Rosario de Andacollo. Este viernes se cumplieron seis años de su partida pero su legado y recuerdo sigue presente en la memoria de muchos.
Algunas de las personas que lo conocieron trajeron a la memoria con cariño algunas de sus palabras o la experiencia vivida con él. “Fue un honor haber trabajado en catequesis familiar y grupo de oración San José del barrio CGT Chimbas“, recordó Paula Cristina Bosa quien agradeció “por su humildad y alegría”.
Por su parte, Carla Moyano recordó las palabras que Casasola decía siempre: “Haga el bien, sin mirar a quién…!. Fue un legado de él“.
UNA VIDA AL SERVICIO DE LA FE
Casasola, quien falleció de manera natural, había dedicado 31 años al sacerdocio. Su labor pastoral comenzó en el barrio Güemes, en Rawson, donde impulsó la construcción del templo parroquial y del colegio Santa Teresita del Niño Jesús. Posteriormente, continuó su misión en el Seminario María de Guadalupe, en Pocito, antes de llegar a Chimbas, donde dejó una marca imborrable en la comunidad.
Durante los últimos seis años, ocho meses y 20 días de su vida, Casasola lideró la parroquia de Chimbas, convirtiéndose en un referente espiritual para las familias, los jóvenes y los niños de la región. Su dedicación no solo fue pastoral, sino también humana, dejando una profunda conexión con quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo.
EL CONMOVEDOR ADIOS DEL PUEBLO
El fallecimiento del padre Casasola generó una gran conmoción en la comunidad religiosa, no solo de Chimbas, sino de toda la provincia. El 5 de enero de 2019, cientos de sanjuaninos se reunieron en la pequeña parroquia de Andacollo para despedirlo. Las calles aledañas fueron cerradas debido a la multitud que acudió a rendirle homenaje.
Familias completas, alumnos y exalumnos del colegio que ayudaron a construir, llegaron al lugar para despedirlo. Incluso, a pesar de estar en época de vacaciones, los niños fueron invitados a asistir con su uniforme como un gesto de respeto y agradecimiento.
Tras la misa de despedida, el sonido de las campanas de la parroquia resonó como lágrimas en honor al sacerdote. Al salir los restos de la iglesia, un conmovedor aplauso lo acompañó hasta su última morada, reflejando el cariño y gratitud de su pueblo.
UN LEGADO IMBORRABLE
La vida y obra del padre Roberto Casasola permanecen vivas en los corazones de quienes lo conocieron. Su dedicación a la comunidad, su esfuerzo por mejorar la educación y su entrega espiritual dejaron una huella imborrable en la provincia de San Juan.
Hoy, seis años después, su recuerdo sigue siendo una inspiración para quienes buscan servir a los demás con amor y fe. En cada misa, cada oración y cada campanada que suena en la parroquia de Andacollo, se siente la presencia del cura del pueblo, el querido padre Roberto Casasola.