La solidaridad es la llama que mantiene encendida la pasión de los Bomberos Voluntarios de Valle Fértil. En medio de un contexto económico cada vez más desafiante, los bomberos enfrentan el fuego y la adversidad no solo con coraje, sino con el sacrificio que implica mantener su equipo y continuar con su misión, que día a día pone en riesgo sus vidas.
Roberto Maimone, jefe y presidente del cuartel de Bomberos Voluntarios de Valle Fértil, compartió con Diario La Provincia SJ las realidades que enfrentan a diario. El referente en el tema indicó que el uniforme de un bombero tiene un valor sumamente elevado, ya que está compuesto por materiales de alta resistencia que protegen contra cortes, salpicaduras de ácidos y, por supuesto, el fuego mismo. En este contexto, detalló que estos trajes, que cuentan con tres capas de protección, son fundamentales para la seguridad de quienes se enfrentan a situaciones extremas. Además, los cascos, que protegen a los bomberos de posibles golpes durante su intervención, tienen un precio igualmente elevado.
Para solventar los altos costos, el cuartel organiza rifas y bonos solidarios. En esta oportunidad, está llevando a cabo una gran campaña solidaria con el objetivo de adquirir nuevos equipos esenciales. Cualquier donación, ya sea premios para las rifas o dinero, será de gran ayuda para alcanzar la meta y continuar con la valiosa labor de los bombero. En esta ocasión, el enfoque está en obtener herramientas como rastrillos, piquetas y uniformes.
El cuartel cuenta actualmente con más de 20 bomberos voluntarios, distribuidos entre Astica y Villa San Agustín, quienes desempeñan su labor sin recibir remuneración alguna. “Todo lo que hacemos es por voluntad, sin sueldos. Pero nuestro compromiso con la comunidad va más allá de cualquier recompensa”, afirmó Maimone, resaltando el valor incalculable de quienes dedican su tiempo y energía al bienestar de los demás.
Además, los bomberos deben afrontar el alto costo del combustible para desplazarse por las diferentes zonas de Valle Fértil, un territorio lleno de serranías y campos, muchas veces de difícil acceso. La distancia y la complejidad del terreno hacen que cada salida al combate de incendios sea aún más desafiante.
“A veces, un bombero camina hasta 5 horas y media para llegar al incendio, con la indumentaria desgastada y las mochilas de agua a cuestas”, relató Maimone. El acceso a ciertos lugares es tan complicado que ni las autobombas ni las mangueras pueden ser utilizadas. “Por eso fabricamos nuestras propias herramientas, como los azotadores, que nos sirven para mover los matorrales y evitar que el fuego se propague más rápido”, explicó el presidente del cuartel, destacando la incansable labor de los bomberos para improvisar con lo que tienen.
Este cuerpo de bomberos demuestra que, a pesar de las situaciones complejas, la fuerza que les permite seguir adelante es la misma que alimenta a la comunidad: la solidaridad.
El desafío
A pesar de todo los desafíos, el cuartel sigue de pie, siempre gracias a la generosidad de la comunidad que responde a las rifas y donaciones. Sin embargo, para seguir adelante y cumplir con su misión, los bomberos requieren herramientas especializadas que no siempre pueden conseguirse localmente. “Las herramientas de mano, como rastrillos y piquetas, son esenciales para abrir caminos en medio del fuego. Sin ellas, el fuego se propaga más rápido. Y hay herramientas más específicas, como las tijeras de corte para rescatar personas atrapadas en un vehículo, que cuestan cerca de 30 millones de pesos. Es un esfuerzo constante”, explicó Maimone.
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