Sus grandes muros atesoran lo más rico que puede tener un pueblo: su historia. Su construcción data de la década de 1920 y logró soportar firme el terremoto de 1944 pero en 1952 sufrió un importante deterioro que no dejó que siguiera en pie completa a partir de 1977. Hoy parte de la estructura de la Iglesia antigua de Trinidad sigue soportando los movimientos, incluso el terremoto de 2021, y sus ruinas pasan desapercibidos para muchos detrás de los murales que la rodean.
Por su valor arquitectónico, urbanístico e histórico, desde la Asociación Civil para la Conservación y Defensa del Patrimonio Sanjuanino, ACCODEPAS, están trabajando para que esas ruinas sean puestas en valor y se convierta en patrimonio provincial.
“Estamos trabajando en la visibilización social. Creemos que es importante que la gente nos acompañe y nosotros los acompañemos. Se empieza a desplegar la memoria colectiva de ese lugar. Tiene un valor social importante porque hay gente que se casó, hizo la primera comunión, fue bautizada”, explicó Leonardo Correa Fili, arquitecto de la comisión directiva de ACCODEPAS, a Diario La Provincia SJ.
Desde esta asociación ya presentaron la solicitud al intendente de la Capital, Emilio Baistrocchi, para expresar el interés de que se intervenga cuando antes. Para ello comenzaron a elaborar un proyecto de ley para presentar en el Concejo Deliberante a través de la Banca del Vecino. Luego piensan armar un proyecto de ley para la Legislatura.
La superficie del terreno es un cuarto de manzana y originariamente fue donado por la familia Balmaceda a las hermanas vicentinas, una orden que llegó a fines del siglo XIX a San Juan. Otra parte fue donada para las hermanas terciarias y la otra para la iglesia de Trinidad. De esta forma, no es sólo la iglesia la que se está destruyendo sino también la casa parroquial, el hospicio y el convento de las hermanas vicentinas. Estas dos últimas son de adobe con partes de hormigón armado que ahora tiene un cartel pintado en el exterior que dice Acción Católica. La casa parroquial es de ladrillo cocido antiguo y la iglesia es de mampostería, ladrillo cocido y hormigón armado. No es de adobe y aparentemente por eso resistió más.
“Ya hay que hacer algo, primero porque hay derrumbes. Hay que apuntalar urgente, tomar una medida, cerrarlo y protegerlo porque merece la pena ser resguardado. No puede ser demolido. Sería un acto de salvajismo total. Como sanjuaninos no podemos permitir eso. El problema es que se han roto puertas que estaban en mal estado, y hay gente que se mete. Es peligroso para esas personas porque hay peligro de derrumbe porque ha estado abandonado por mucho tiempo”, destacó Correa quien subrayó que los datos que manejan desde ACCODEPAS es que todo ese cuarto de manzana ya fue vendido en Buenos Aires pero desconocen quiénes son sus nuevos dueños.
Una belleza arquitectónica
La antigua iglesia, puede ser vista en partes si el peatón se ubica desde lejos. Sino las grandes paredes perimetrales evitan ingresar bien y mirar por dentro. Desde lejos se puede observar que el techo es liviano, con una estructura de madera y chapa que a su vez ocultan un cielo raso en forma de bóveda en su interior, como si fuera un semicírculo.
“Aparentemente tras el golpe de muerte de 1977, los vecinos en un intento de salvaguardarla, porque todavía atesoraba muchas cosas, hicieron el empalizado para protegerla en su interior. Tiene frisos decorativos que desconocemos el autor de la obra porque no hay mucha información de la iglesia”, agregó.
Además de su belleza, es un testimonio decorativo que hace al valor artístico y de la época. Adentro hay restos del retablos de mármol, del altar y grupos escultóricos de mármol. Pero todo está muy dañado porque desde el terremoto de 1977 quedó en abandono y entró mucha gente a robar.
“En Arquitectura entendemos que es multidimensional. Es decir, muchas formas de leerla. Hay una dimensión urbanística. Esto atesora las veredas del San Juan Antiguo con macizos de travertino y cordones de travertino. Aparentemente el único resto de empedrado que quedaría de esa ciudad vieja, que el gran artífice era Sarmiento, con piedra bola. De ser así es lo único que queda. Va sumando cosas”, agregó.
Luego finalizó destacando que todo tiene un valor turístico importante y eso la hace sustentable en valor económico “porque las ciudades deben conservar su riqueza arqueológica. Es realmente el monumento de los terremotos, es nuestro monumento”.