Con la llegada de agosto, la tradición de beber caña con ruda vuelve a cobrar protagonismo en San Juan.

Cada primer día del mes, los sanjuaninos cumplen el ritual ancestral que consiste en beber uno, tres o siete sorbos de esta mezcla de caña de azúcar y ruda macho en ayunas. Es una creencia, heredada de los pueblos originarios y reforzada durante la colonia, apunta a proteger el cuerpo de enfermedades, ahuyentar las malas energías y agradecer a la madre tierra.

Cintia Cortez comenzó con 50 frascos y hoy produce 500 cada temporada, con diseños totalmente artesanales. Foto: Maximiliano Huyema/Diario La Provincia SJ.

Esta costumbre, que combina espiritualidad y raíces culturales, también impulsa un pequeño circuito económico: emprendedores locales elaboran y venden la bebida en frascos y botellas con presentaciones artesanales.  Pueden convertirse en un regalo especial o en parte de los altares de agradecimiento a la Pachamama.

Cintia Cortez: del hobby al crecimiento sostenido

Cintia Cortez recuerda que hace cuatro años decidió preparar caña con ruda “para vender un poco” y sumar un toque artesanal a cada frasco. Ella se dedica artesanías utilizando productos reciclados.

 

La caña se mezcla con ruda macho y se envasa en frascos decorados que se venden en ferias y redes sociales. Foto: Maximiliano Huyema/ Diario La Provincia SJ.

Comenzó con apenas 50 unidades en envases pequeños con tapita de corcho, pero el boca en boca y las entrevistas en medios locales ayudaron a que la producción creciera de manera sostenida: “El primer año fueron 50, el segundo 150, el tercero 300 y ahora 500 frascos. Cada temporada hay más demanda porque la gente se va animando y entendiendo el significado real del ritual”, explica.

Contó que se animó a hacer un producto con un toque artesanal que a la gente le gusta y le atrae.

 

Los frascos decorados se convirtieron en un regalo especial y en parte de los altares de agradecimiento a la Madre Tierra. Foto: Maximiliano Huyema/Diario La Provincia SJ.

Para Cintia, más allá de la venta, lo importante es transmitir el sentido cultural: “Muchos lo ven como algo exotérico o raro, pero yo lo presento como un agradecimiento a la madre tierra. El 1° de agosto se agradece a la madre tierra se le brinda lo que cultivaste o simplemente lo que tenés en casa: una planta, granos, alimentos. Se le agradece y se le convidan los sorbitos”

“Es una tradición de nuestros aborígenes que se fue perfeccionando con el tiempo y no debería perderse. Yo le digo a la gente se puede tomar para pasar el mes de agosto con mejores energías porque es una época de vientos, añadió.

Su emprendimiento se llama Piuambar y pueden comunicarse al 2644635118.

Cintia le da un toque artesanal y especial a cada frasco con ruda. Foto: Maximiliano Huyema/Diario La Provincia SJ.

 

Silvina Gómez : tradición en pandemia y expansión por redes

Silvina Gómez  encontró en la caña con ruda una salida laboral durante la pandemia de 2020. Alentada por sus hermanos empezó a elaborar pequeñas botellas que ofrecía por redes sociales.

“La gente me empezó a contactar y la demanda creció de boca en boca. Hoy llegan pedidos de distintos departamentos como Chimbas, Santa Lucía o Sarmiento”, relata.

Caña con ruda
Silvina comenzó a hacer sus frasquitos siguiendo una idea de sus hermanos.

La emprendedora trabaja con botellitas de 25 centímetros cúbicos y explica el proceso: “Se compra caña al 34% de tenor alcohólico y se mezcla con ruda macho, que es la que tiene hoja más gruesa y alargada y aporta mayor sabor. Después se envasa y se decora con moños o bolsitas según el pedido del cliente”.

En cuanto a precios e insumos, Silvina admite que los costos aumentaron notablemente: “Hace un par de años un frasquito costaba 300 o 400 pesos y hoy ronda los 950. El gasto más grande es en packaging y corchos”.

Para comunicarse con Silvana Gómez deben llamar al 264 624-7672

Para estas fechas aumenta la demanda de los sanjuaninos. Foto: gentileza Silvana Sanchez.

Un ritual que se mantiene vigente

La caña con ruda se toma en ayunas, con uno, tres o siete sorbos, según la tradición que hayan implementado. El primer trago se ofrece a la Pachamama y el resto se bebe para atraer buena energía y salud.

Cada botellita hoy se consigue entre los $3.500 y 4.000. Y se ofrecen promociones si se compran en cantidad.

Silvana indicó que este año los insumos aumentaron considerablemente.

Aunque algunos lo practican solo por costumbre, para otros es un momento de conexión con la naturaleza y de renovación espiritual. “Más allá de si creés o no, es un gesto de agradecimiento y de empezar el mes con mejores energías”, resume Cintia.

En San Juan, esta tradición  impulsa a emprendedores a crear productos únicos, promueve el consumo local y refuerza  una práctica ancestral que sigue viva en la memoria colectiva.