Lo que para muchos es metales para desecho o basura, para Miguel Yonathan es pura inspiración. Desde un rincón de su casa de Pocito, este artesano de 51 años convierte piezas de autos y motos en desuso en verdaderas obras de arte que asombran por su nivel de detalle y su funcionalidad. 

Miguel transforma piezas de autos y motos en juguetes y adornos únicos.

Su proyecto se llama Jota Tuerca, y nació con un gesto de solidaridad.  Fue en 2017, mientras colaboraba con un comedor infantil. A Miguel se le ocurrió hacer pequeños juguetes con los metales que sobraban en el taller de tren delantero donde trabajaba. El objetivo era acercar a los chicos, motivarlos, premiarlos. “Empecé armando motos, adornos, cositas para regalar. Era para hacerlos sonreír”, contó Miguel a Diario La Provincia SJ. 

Creatividad hecha a mano: ninguna pieza es igual a otra en el taller de J. Tuerca.

Un cliente se llevó una pieza suya a Canadá y, al regresar, le dio el mejor consejo: “Tenés que dedicarte a esto”. Y así, entre aliento y crisis, Miguel encontró en las artesanías una nueva forma de vivir.

Un artista del reciclaje

 

Miguel trabaja con mucha dedicación en su pequeño taller montado en el garaje de su casa. Usa con tornillos, tuercas, pistones, bielas y coronas descartadas por talleres mecánicos. Ya tiene talleres aliados que le guardan esas piezas y, a cambio, él les devuelve su arte en forma de regalos hechos a mano.

De San Juan al corazón: las artesanías de Miguel emocionan por su detalle y por su origen.

Cada producto de Miguel es único. “No copio, no dibujo, no hago dos iguales. Cada pieza nace de lo que tengo en la mano y lo que me imagino. Es pura intuición y creatividad”, explicó. “Directamente con el metal voy viendo y voy dándole forma a lo que tengo en mis manos”, agregó

Fabrica con sus manos tanques con torretas móviles, grúas articuladas, helicópteros con hélices funcionales, motos con ruedas giratorias… Miguel hace juguetes que se pueden usar, no solo mirar. “La idea es que los chicos puedan jugar y también guardarlos como adorno”, dijo.

 

Wall-e fue uno de los trabajos que Miguel hizo a pedido.

Arte con historia

Pero sus creaciones no son solo para niños. También hace veladores con forma de casco, portamacetas con piezas de motos, pulseras con cadenas de distribución, y hasta aritos para quienes buscan un accesorio original y con historia.

Una de las piezas que más conmoción causó fue un Wall-E de gran tamaño, completamente funcional, con ruedas móviles y el pecho que se abría como en la película. “Lo hice para una abuela que quería regalárselo a su nieto fanático. Fue muy especial”, recordó.

Para jugar y atesorar: sus obras no solo decoran, también invitan a jugar y recordar.

También hace réplicas de máquinas viales, como motoniveladoras y excavadoras, que suelen ser adquiridas por familias para regalarle a algún abuelo jubilado que las manejó toda su vida.

Superar un mal momento con ingenio

La historia de Miguel también habla de lucha. En 2011 fue operado de ambos pulmones por un problema de tuberculosis. Aunque los médicos le prohibieron seguir trabajando, él no dejó de hacerlo. “Era el único ingreso que tenía en ese momento”, contó. Durante la pandemia, la situación se volvió aún más difícil: sin poder salir de casa por su salud, quedó prácticamente sin recursos. Por ello dedicó su tiempo libre a este arte.

 

Un taller, una historia de lucha: desde su garaje, Miguel demuestra que se puede salir adelante con ingenio y pasión.

Expone sus trabajos cada fin de semana: los sábados en la Plaza de Pocito, y los domingos en el Paseo de las Palmeras del Parque de Mayo. Desde ahí, entre charlas, sonrisas y soldaduras, sigue soñando con llevar su arte a otras provincias y hacer crecer Jota Tuerca.