Dos bustos de Domingo Faustino Sarmiento, donados por la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones llegaron a San Juan y estarán ubicados de manera estratégica en el departamento homónimo del prócer. Las obras fueron donadas por Atilio de Giovanni, primer gran vigilante adjunto de la Gran Logia, y el sanjuanino Eduardo Mas, segundo vigilante, en el contexto del 150º aniversario de la finalización del mandato presidencial de Sarmiento, un ícono de la educación y el progreso en Argentina.

El pasado jueves ambas esculturas fueron recibieron la Declaración de Interés Cultural, Social y Educativo la Llegada del Busto de Domingo Faustino Sarmiento al Departamento Sarmiento. Pero ¿qué características tienen?

Las esculturas, obra del reconocido escultor italo-argentino Víctor de Pol, son una representación única del líder argentino, ya que lo recuerdan con su participación en la Guerra del Paraguay. “Un busto viene con el traje militar que es algo novedoso e incluso se ve una medalla recibida por la Guerra del Paraguay. Son dos bustos que llegan en el contexto de los 150 años de aniversarios de la finalización del mandato presidencial de Domingo Faustino Sarmiento. Llegan no solo a embellecer nuestro territorio sino que es un recordatorio de los valores que siempre Sarmiento defendió“, explicó el diputado Andrés Castro del PRO a Diario La Provincia SJ.

Uno de los bustos está instalado en el Centro Cultural de Media Agua, un lugar significativo que homenajea la figura de Sarmiento, mientras que el segundo se ubicará en la Plaza de Los Berros, en un nuevo espacio que se inaugurará antes de fin de año.

EL VÍNCULO CON LA MASONERÍA
El 18 de abril de 1882, Sarmiento se unió a la Logia Obediencia a la Ley N°13 dentro de la Masonería Argentina. Este compromiso con la Masonería, que había sido fundada en 1859, fue un aspecto importante de su vida. Sarmiento alcanzó el máximo grado dentro de la organización en 1860, junto a figuras como Justo José de Urquiza y Bartolomé Mitre.

El 29 de septiembre de 1868, en un acto emblemático, Sarmiento renunció a la Masonería para asumir la presidencia de la Nación, expresando su deseo de gobernar para todos los ciudadanos. En su discurso, subrayó la importancia de la educación y la inclusión, reafirmando su compromiso con los valores democráticos y la convivencia pacífica.

En esa ocasión explicó el vínculo de la masonería con la religión y él dijo que había llegado a los grados más altos de la Masonería, que es el grado 33, y que en ningún momento del transcurso de los años como masón escuchó o vio a alguien que hizo algo contra las religiones.