A 300 kilómetros de la ciudad de San Juan, en un lugar donde la geografía rocosa y desértica se asemeja a la de la Luna, hay un lugar fantástico no sólo para los turistas extranjeros sino también para los mismos sanjuaninos que pueden viajar en el tiempo: el museo de Ciencias Naturales en el Parque Provincial Ischigualasto.

Ubicado en el departamento de Valle Fértil, el Museo de Ciencias Naturales es una de las principales joyas del turismo paleontológico de San Juan y del país. Al ingresar al lugar, dos enormes estructuras de réplicas óseas permiten dimensionar cómo eran los dinosaurios de la época. El Ischigualastia Jenseni, es uno de los que está allí y prepara el clima para lo que se verá luego.

En el ingreso al museo hay dos réplicas de huesos de dinosaurios que permiten dimensionar su tamaño. Foto: Diario La Provincia SJ.

Conocido popularmente como el museo de los dinosaurios, este espacio combina ciencia, historia y tecnología para ofrecer una experiencia única que atrae tanto a niños como a adultos. Por eso entre cada sala de exposición de las réplicas, hay otras que muestran algunos fósiles y fotos con la explicación de aquellos tiempos donde no existía la presencia humana.

Las muestras exhiben dinosaurios corporizados del Jurásico (180 millones de años) y el Triásico (251 millones de años). Foto: Diario La Provincia SJ.

La línea temporal permite ir viajando desde la actualidad al pasado, transitando con imágenes desde el Eoceno (45 millones de años atrás), el Cretácico (100 millones de años), el Jurásico (180 millones de años) hasta el Triásico (251 millones de años).

El museo está dedicado a mostrar la riqueza paleontológica del parque. Foto: Diario La Provincia SJ.

Y es en esa época donde se lucen los dinosaurios corporizados en sus distintos tamaños y posiciones. Algunos recostados, otros cazando forman parte del escenario que se puede apreciar en algunas de las salas. Allí uno de los más llamativos es el Panthera spelaea, conocido como león cavernario, un felino extinto que habitó durante el Pleistoceno.

El Panthera spelaea, conocido como león cavernario forma parte de la muestra. Foto: Diario La Provincia SJ.

El museo está dedicado a mostrar la riqueza paleontológica del parque, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. En su interior, los visitantes no sólo pueden observar réplicas corpóreas de dinosaurios y los esqueletos completos, sino también los fósiles originales descubiertos en el mismo Valle de la Luna, uno de los yacimientos más importantes del mundo por la antigüedad de sus restos: más de 230 millones de años.

En una de las salas se pueden apreciar en vitrinas algunos de los fósiles encontrados en San Juan. Foto: Diario La Provincia SJ.

Entre los fósiles que pueden apreciarse está el Eodromaeus Murphi, que es el “tatarabuelo del T-Rex“, el representante más antiguo conocido para los terápodos, la familia de carnívoros a la que pertenece el famoso Tiranosaurus rex y del que descienden todas las aves modernas. El esqueleto casi completo que se exhibe en el museo apareció en 1996 cerca de la formación El Hongo y fue extraído por el paleontólogo Ricardo Martínez con la ayuda del voluntario James Murphi.

En el Parque Ischigualasto está la reserva más importante. Foto: Diario La Provincia SJ.

Cada sala está pensada como un viaje en el tiempo. A través de recursos visuales, paneles explicativos, iluminación escénica y proyecciones interactivas, el museo permite explorar cómo era la vida en la Tierra durante el período Triásico. También se explica cómo trabajan los paleontólogos en las excavaciones, con sectores que reproducen fielmente zonas de hallazgo. Es un lugar ideal para aprender y asombrarse, en un entorno natural único que combina ciencia, turismo y conservación.