En la localidad de Puchuzum, al norte del Valle de Calingasta en San Juan, un notable descubrimiento paleontológico salió a la luz: un equipo de investigadores halló restos fósiles de aves que datan de aproximadamente 7 millones de años, lo que aporta nueva información sobre la fauna aviar que habitó esta región durante el período Mioceno tardío.
“Este hallazgo es de gran importancia científica. Los fósiles de aves son verdaderamente raros dada la fragilidad de sus huesos”, explica el paleontólogo Víctor Hugo Contreras, investigador del INGEO (FCEFN, UNSJ) y responsable de campañas paleontológicas en la zona.
El equipo de investigadores incluye a especialistas pertenecientes al Museo Argentino de Ciencias Naturales y Fundación Félix de Azara (Federico Agnolin, Gerardo Álvarez Herrera, Sebastián Rozadilla) y a la Universidad Nacional de San Juan (Víctor Hugo Contreras).
Las expediciones dirigidas por Víctor Hugo Contreras en la región de Puchuzum permitieron recuperar numerosos restos óseos pertenecientes a diversas especies de aves que habitaban en las márgenes de lo que los científicos han denominado “Paleolago Puchuzum”, un antiguo lago que se secaba periódicamente, destacó el portal de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
Entre los hallazgos más significativos hay restos de patos, gallaretas, flamencos, avocetas, garzas y macáes. Esta asociación de aves es muy similar a la que podemos observar actualmente en lagos y lagunas de las planicies y ambientes áridos de altura de San Juan.
Tres nuevas especies
El equipo de investigadores conformado por expertos del Museo Argentino de Ciencias Naturales, la Fundación Félix de Azara y la Universidad Nacional de San Juan, logró identificar tres especies hasta ahora desconocidas:
Hunucornis huayanen: una pequeña especie de macá, un grupo de aves buceadoras similares a los patos. El nombre hace referencia a Hunuc, una deidad amiga de los animales en la cosmogonía Huarpe.
La segunda especie descubierta es Zqueheanas hebe, un pato emparentado con los cauquenes actuales.
La tercera especie, que recibió la denominación de Palaelodus haroldocontii, pertenecía a un grupo similar a los flamencos modernos, aunque con características distintivas. A diferencia de los flamencos actuales, su pico era puntiagudo y no filtraba agua, pero probablemente se alimentaba de pequeños caracoles, insectos y otros invertebrados acuáticos.