En el corazón de Villa Independencia, Caucete, la fe se teje con hilos de lana y gestos de amor. Allí, en el convento del Carmelo de María, un grupo de ocho hermanas Carmelitas Descalzas lleva adelante una vida de oración y trabajo artesanal, combinando tradición, creatividad y servicio a la comunidad.
El convento fue fundado en los años 80, durante el ministerio del recordado padre Antonio Andrade, y desde entonces es un espacio de silencio fecundo, donde las hermanas no sólo rezan, sino que crean con sus manos verdaderas obras de arte textil y natural. La más reciente incorporación, la hermana Yanina —que adoptó el nombre religioso de “Yanina de las Entrañas de Cristo”— se sumó a una comunidad que combina contemplación con un fuerte sentido de pertenencia social.
Artesanías con alma: del telar a la comunidad
Las Carmelitas de María son conocidas en la zona por sus finas artesanías elaboradas en telar: ruanas, pashminas, bolsos, mantas, llaveros, portalentes y pequeños bolsitos multiuso, ideales para guardar desde rosarios hasta cables de celular. Utilizan lana de llama y de oveja, que ellas mismas trabajan y tiñen a mano con métodos tradicionales, logrando productos únicos que combinan belleza, durabilidad y espiritualidad.
“Ellas trabajan mucho la lana, y le dan color. Todo completo, desde el hilado hasta el acabado final”, cuenta a Diario La Provincia SJ, Silvana Correa, miembro de la comunidad que colabora desde hace años con el Carmelo vendiendo sus productos. “No es sólo una venta, es una forma de transmitir fe, amor y dedicación”.
La semana pasada participaron activamente en la Feria Internacional de las Artesanías y mantienen dos puntos de venta en Capital, desde donde se distribuyen los pedidos realizados telefónicamente por personas que ya conocen y valoran su trabajo.
Cosmética natural con sello monástico
Otro de los productos más buscados son las cremas naturales que las hermanas elaboran con ingredientes cultivados en su propio jardín. Caléndula, lavanda, rosa mosqueta, aloe vera, romero, ginkgo biloba, matico, malva y jarilla son algunas de las plantas que transforman en bálsamos, ungüentos y cremas artesanales.
“Todo lo producen y envasan ellas mismas. Ya hay gente que las reconoce y viene directo a comprar. Incluso fuera de la feria, se organizan entregas con encargos previos”, explicó Correa.
Talleres, oración y una comunidad abierta
Más allá de sus trabajos artesanales, las hermanas abrieron sus puertas a la comunidad. A través de convenios con escuelas y centros barriales, organizan talleres para jóvenes sobre guitarra, corte y confección, reparación de aires acondicionados, entre otros. Si bien los cursos son dictados por profesionales, son las monjas quienes los gestionan y brindan el espacio.
También comparten su espiritualidad con iniciativas como las “centurias”, una antigua práctica de oración con nudos que remite a la tradición monástica. “Son como rosarios con cien nuditos. En cada uno se repite un ejaculatorio. Es una forma muy profunda de rezar y muchas personas ya la incorporaron a su vida espiritual”, agregó Correa.
Misas con niños y espiritualidad cercana
Cada domingo a las 10 de la mañana, las hermanas celebran misa en su capilla. Con una sensibilidad especial, preparan un rincón con juguetes y lápices para que los niños puedan dibujar durante la ceremonia. Así, los padres jóvenes pueden participar plenamente sin preocuparse por los más pequeños.
“Son muy cariñosas y generosas. Acompañan en silencio pero están presentes en todo lo que pasa en la comunidad. Su fe no se impone, se ofrece”, concluyó Silvana.
Las artesanías y productos naturales del Carmelo de María pueden conseguirse a través de encargos por teléfono al 264-4449479 o al 264-4551076, con entregas en puntos de venta en Capital.
Apoyar a las Carmelitas no es sólo comprar un producto artesanal: es acompañar una misión de fe, comunidad y amor al prójimo.