Desde pequeña sabía que su camino estaba relacionado a la danza. Jesica Gordillo comenzó a bailar en el Carnaval de Chimbas a los 8 años y entre los 11 y 12 inició su formación en danza clásica, contemporáneo y jazz. Pero su vida estuvo marcada por una gran prueba que pudo superar gracias a sus ganas de seguir bailando.
Además de disfrutar de cada paso y cada ritmo, descubrió el poder que tiene la danza para curar, tanto los dolores del cuerpo como los del alma. En su formación de bailarina se inclinó por los ritmos latinos. Pero a los 18 años conoció la bailoterapia, “es una de las ramas de los ritmos latinos también es mi gran pasión ahora”, destacó la propia Jesica a Diario La Provincia SJ.
En la actualidad da clases de bailoterapia, los martes y jueves a las 21 en el gimnasio Effort de Chimbas. Pero no deja atrás su amor por el carnaval y es bailarina destacada de la delegación oficial del Carnaval de Chimbas.
Carnaval toda la vida
“Empecé a bailar en Villa Obrera, en la comparsa de Villa Obrera. Todavía no existía ningún rubro de lo que es bailarina y pasistas, éramos todas bailarinas iguales”, recordó Jesica Gordillo a Diario La Provincia SJ.
“Éramos un grupo hermoso de vecinos que nos juntábamos a disfrutar y lo hacíamos por amor al arte y por pasar un lindo momento en lo que eran los carnavales de antes, donde se chayaba y se tiraba agua y era todo muy familiar”, indicó.
“Al pasar los años ya también con el tema de la perfección del baile, la danza y todo eso, entonces lo empecé a ver desde otra forma, hasta que en el año 2004- 2005 ya me fui a Barrio Los Pinos, empecé a ser bailarina destacada de Barrio Los Pinos. Luego pasé a ser pasista en la Villa Observatorio y Lote Hogar 62. La comparsa de Villa Obrera es una de las que más satisfacciones me trajo en mi vida y amé ocupar ese espacio”, dijo.
En su carrera dentro del Carnaval, en el año 2018 ganó en Rosario una competencia internacional de samba brasilera.
“En esos tiempos también disfruté muchísimo ser pasista y hoy más que nada me estoy dedicando al perfeccionamiento para las nuevas generaciones, pero aún así sigo bailando”, contó.
El gran desafío
Jesica tuvo un accidente que le provocó fracturas expuestas y debió estar mucho tiempo inmovilizada. “Estuve en silla de ruedas, pero llegó el tiempo del carnaval y dije, yo tengo que bailar“, recordó.
“Casi pierdo mi pie, casi me lo amputan”, dijo Jesica pero estaba convencida que debía llegar al carnaval intacta.
“Llegó el carnaval, me escondí en mi habitación, empecé a guardar el traje. Y le pedí a mi padre que me llevara, me puse rodillera, tobillera, unas botas y una venda. Subí a bailar al carruaje de la comparsa de Barrio de los Pinos. No podía caminar por la calle y bailar como a mí me gustaba pero me dije, esta no me la pierdo. Lo hice todo por el amor que yo le tengo al carnaval”, contó emocionada.
“Eso también forma parte de mi personalidad y de mi forma de ser, de ir siempre para adelante, siempre para adelante“, agregó.
Jesica demostró que su objetivo es siempre levantarse y superarse. Y en su rol de profe de muchas mujeres recalcó día a día que si ella pudo levantarse de un desafío tan grande como puede ser para una bailarina estar en silla de ruedas, ellas pueden con todo.
“Y eso es un consejo que yo le doy a mis alumnas. Yo estoy limitada, tengo operaciones de rodillas también. No tengo meñiscos, no tengo rótula en mi rodilla pero sigo adelante. Siempre les digo, a no bajar los brazos. Ustedes pueden más, ustedes pueden con todo. Ustedes son las diosas más empoderadas. Y eso también les transmite un poco de seguridad”, concluyó.