Es menudita pero tiene una voz que atrapa. Su sonrisa se dibuja enormemente en su rostro al momento de hablar de lo que genera en ella los acordes de alguna canción. Abi Savio tiene 28 años y desde los 20 le gusta cantar de forma callejera. Es una de las formas más fuertes que encuentra para conectar con las personas… y lo consigue. Uno de los lugares poco convencionales donde logra ese nexo es el transporte público de pasajeros.
La chica, oriunda de Concepción, sube a los colectivos y con su increíble voz y su habilidad para tocar el ukelele llama la atención y regala sonrisas a quienes se trasladan absorbidos en sus problemas y cuestiones personales. Pero esta historia y el amor a la música nació en ella de una forma muy particular.
“Mi mamá, cuando yo era muy chiquita, admiraba muchísimo el piano. Entonces yo empecé a buscar en éste la magia y la encontré. Me gustó muchísimo el piano. Estuve estudiando y se fue incrementando a medida que fui a la Escuela de Música. Ella me apoyó, me cuidó con estas ideas”, comenzó recordando Abi a Diario La Provincia SJ.
El camino de la joven artista en la música comenzó cuando decidió estudiar Ingeniería, pero la pasión por la música la llevó a componer sus propias canciones y formar parte de una banda. “Empecé a sacar un temita, una nota más y empecé a descubrir que me encantaba componer música en el teclado y hacer coro. Me sentía muy especial“, dijo.
EN LOS COLECTIVOS
Sin embargo, el giro más significativo en su carrera llegó cuando comenzó a tocar en los colectivos de San Juan, un fenómeno que le permitió vivir de cerca la magia de la música como herramienta de conexión social. “Cuando me invitan a tocar a una banda, estaba estudiando Ingeniería, pero me empecé a descubrir en la música. Luego, cuando vi a unos chicos cantando carnavalitos en la calle, me dije: ‘Mira cómo me alegraron el día en cinco minutos’. Fue un fenómeno hermoso“, recordó Abi.
Un momento clave en su vida fue cuando decidió comenzar a tocar en los colectivos, un espacio que vio como un “escenario perfecto” para la música. “En pandemia, cuidaba a mi abuela, y ella, a pesar del Alzheimer avanzado, se acordaba del ‘humahuaqueño’. Fue un ukelele que me regalaron el que me inspiró a empezar a hacer música en los colectivos. Lo hice por mi abuela, y por ella pensé en estudiar musicoterapia”, explicó.
Para Abi, el colectivo se convirtió en un escenario natural, un lugar donde la gente se respeta independientemente de su religión, etnia o cultura. “Descubrí que el colectivo es el fenómeno social donde la gente más se respeta. La gente aplaude, se divierte, y le sacas una sonrisa. Esto fue hace cinco años, cuando empecé con el ukelele. Al principio me daba vergüenza, pero luego me animé”, contó.
HACER FELIZ A LA GENTE
Uno de los aspectos más interesantes de su propuesta es el mensaje que transmite a través de su música: “Siempre el mensaje tiene que ser claro, sin política ni religión. Lo que quiero es hacer feliz a la gente, transmitir un buen mensaje“. A pesar de los desafíos, como los pasajeros que prefieren no ser interrumpidos, Abi tiene una filosofía clara: “Trato de irme un poco más allá de resolver, siempre con respeto”.
Otro factor importante en su carrera ha sido el apoyo de otras artistas. “Una amiga que se llama Gloria Casta, que es una gran artista callejera, me sacó los miedos escénicos. Ella fue la primera que me ayudó a cantar en los colectivos”, expresó.
EN LA VOZ
Una experiencia que la marcó en los últimos días fue su paso por el casting que se hizo en San Juan para el reality “La Voz Argentina” (Telefe). Allí cantó un carnavalito pero tuvo un error que no le permitió continuar: cerró los ojos al cantar. “Cuando te subís al escenario, lo que la gente evalúa es tu carácter. Puede que cantes bien, pero si no tenés actitud, no conectás. Yo cerré los ojos al principio para conectarme conmigo misma, pero me di cuenta de que ellos buscan la conexión visual“, relató con sinceridad.
A pesar de estos desafíos, Abi Savio se siente plena en su rol de artista. “Mi escenario favorito, por el fenómeno social que se arma, son los colectivos. Depende del chofer, si es empático, si le gusta la movida. Si me dejan subir, la gente generalmente aplaude”, concluyó con una sonrisa.
Abi sigue haciendo música para los colectivos y, con cada actuación, continúa sorprendiendo y dejando huella en las personas que la escuchan. Para ella, la música es una forma de amor y de terapia social, que le permite compartir la alegría y el disfrute con todos.