La Obra Social Provincia (OSP) dio inicio a un proceso de auditoría focalizada en el uso de camas de terapia intensiva en clínicas y sanatorios privados. La medida, anunciada por el interventor Rodolfo Fasoli, no es aislada, sino parte de un cambio estructural que busca garantizar una atención adecuada y sostenida, tanto desde lo sanitario como desde lo económico.
En este contexto, estas son las cinco claves que explican por qué la Obra Social Provincial decidió profundizar los controles.
1. Alta directa desde terapia intensiva: una señal de alerta
Uno de los datos que impulsó la auditoría fue que muchos pacientes dados de alta estaban siendo egresados directamente desde terapia intensiva a sus casas, sin pasar por terapia intermedia ni por internación común.
“Eso nos llamó la atención. Lo lógico es que el paciente pase por una transición asistida antes de recibir el alta definitiva”, explicó Fasoli.
Este comportamiento fuera de lo habitual despierta sospechas sobre un posible uso indebido o innecesario de las camas críticas, que deberían estar destinadas solo a casos con necesidad real de soporte vital.
2. Exceso de uso en el sector privado vs. hospitales públicos
Otro dato revelador es que, según OSP, la tasa de uso de camas de terapia intensiva en el sector privado es el doble que en el Hospital Rawson, el principal centro de salud pública de la provincia.
Esto generó dudas sobre si las camas UTI están siendo ocupadas por criterios médicos o por dinámica interna de los prestadores, que podrían derivar pacientes a estas áreas por disponibilidad o gestión interna, más que por necesidad clínica.
3. Un gasto millonario: hasta $400.000 por día
El factor económico también fue determinante. La OSP paga aproximadamente:
- $400.000 por día por cada cama en terapia intensiva
- $200.000 por terapia intermedia
- $130.000 por internación común
Con unas 2.000 prestaciones mensuales en el sector privado solo en terapia intensiva, el impacto económico es significativo. De ahí la necesidad de eficientizar el uso de camas de alta complejidad.
4. Hacia un nuevo sistema de control con respaldo de auditorías
La auditoría en terapia intensiva no es un hecho aislado. Forma parte de una transformación profunda en el sistema de gestión de OSP, que ya abarcó bioquímica, medicamentos y prótesis.
La obra social está desarrollando un tablero de comando digital, pero para que funcione correctamente, necesita datos confiables provenientes de auditorías en terreno y revisión de historias clínicas.
“Podemos tener el mejor software, pero si no auditamos correctamente, los datos estarán distorsionados”, dijo Fasoli.
5. No se trata de recortar, sino de adecuar
La auditoría no busca restringir el acceso a terapia intensiva, sino garantizar que esa prestación se otorgue solo cuando es médicamente necesaria.
Según Fasoli, mantener a un paciente estable en terapia intensiva puede ser perjudicial, no solo por el costo, sino por los riesgos asociados: infecciones, aislamiento, falta de acompañamiento familiar, entre otros.
“La terapia intensiva es el mejor lugar para quien la necesita, y el peor para quien no”, resumió el interventor.
El sector privado respondió: “Nunca se nos informó de un problema”
Desde ACLISA, la entidad que agrupa a las clínicas privadas, su presidente Mario Más afirmó la semana pasada en Estación Claridad que “nunca fueron notificados sobre un exceso de uso hasta ahora”.
También adelantó que Fasoli les dijo que solicitarán los protocolos de uso del Hospital Rawson, para comparar criterios y consensuar una posible reestructuración.