Monseñor Jorge Lozano dio un mensaje a los jóvenes que se convocaron en la Iglesia de la Merced para darle la bienvenida como obispo coadjutor.
Este fue su discurso:
“Estuve pensando en dos imágenes referentes a los sueños y la fe. En lo primero, quería en el primer encuentro con ustedes pedirles que se animen a soñar con ideales nobles, ilusiones que están en el corazón, no se achiquen y no se conformen con nada. Hay que soñar y volar alto para desplegar los sueños inspirados por el Espíritu Santo.
Para los hombres y mujeres de fe, los sueños son anhelos profundos que Dios siembra en nuestro corazón para alentarnos en nuestro peregrinar y hacer proyectos de vida serviciales y generosos para volar alto.
Los sueños y anhelos de los jóvenes nos ayudan a los adultos a cambiar el corazón, a vencer la chatura, a poder evocar nuestros propios sueños para lograr un mundo en paz, justicia y serenidad, como Dios lo quiere.
En cuanto a la fe, vivimos momentos de aridez espiritual. El Papa Benedicto XVI decía que este mundo muchas veces se parece a un desierto y la Iglesia debe ser un oasis de misericordia en medio del desierto, dice el Papa Francisco. Tenemos dos peligros: el espejismo que nos dice que tenemos adelante lo que en realidad está ausente y nos hace correr en vano. Cuídense de los espejismos, de las falsas ilusiones que este mundo nos quiere vender.
Y lo segundo es encontrar agua podrida, contaminada, sucia que termina matando. Cuídense de esto que no sacia y no da vida. Jesús tiene la fuerza del agua viva y quiere que demos en las comunidades oasis de misericordia para quienes buscan la vida en plenitud”.