Nublado o con sol, con frío o calor. Todos los años, en el día de Viernes Santo, miles de personas llegan al Paraje Difunta Correa como muestra de pedido o agradecimiento. Algunos ascienden a su altar de rodillas, otros a pie pero todos con la misma devoción.

Pero ¿por qué se la visita los Viernes Santo?

Si bien todo el año, el paraje recibe creyentes, el Viernes Santo es el día en el que se recuerda la pasión y muerte de Jesucristo. San Juan es una provincia con un fuerte arraigo de la religión católica y esta muestra de fe a la Difunta Correa se enmarca en este contexto.

El templo católico que se encuentra en el Paraje Difunta Correa recibe a los fieles todo el año.

Si bien por años se elevaron pedidos al Vaticano para que la consideren una Santa, esto no prosperó. La Iglesia Católica no la reconoce entre sus Santos o Beatos. Sin embargo, eso no quitó de que sea una figura que conjuga tradición, fe e historia en el común de la gente y el aservo popular. Para muchos, es una oportunidad para rendir homenaje a una figura que representa sacrificio y esperanza, mientras buscan consuelo y fortaleza en su espiritualidad.

Por eso, cada Viernes Santo, día de la muerte de Jesucristo, se recuerda la muerte de Deolinda Correa, una madre que fue a buscar a su amado que competía en la guerra y murió en el desierto de Vallecito, en San Juan. El milagro se produjo cuando sobre su pecho, por más que ella ya no estaba viva, siguió amamantando a su pequeño bebé.

La creencia popular indica que Deolinda Correa amamantó a su bebé pese a estar muerta.

Por eso allí se levantó el Paraje Difunta Correa y se convierte todos los años en epicentro de una de las peregrinaciones más significativas de Argentina. Hasta el lugar asisten mujeres y hombres, niños y adultos, sanos y enfermos para expresar su devoción y creencia popular.

Historia y devoción

La leyenda cuenta que Deolinda Correa, durante las guerras civiles de la década de 1840, emprendió un largo viaje hacia Chile para buscar alimento para su hijo. A pesar de su fallecimiento en el desierto, su hijo sobrevivió gracias a la leche materna que aún brotaba de su pecho. Este acto de sacrificio y amor maternal ha convertido a la Difunta Correa en un símbolo de protección y esperanza para muchos.​

La gente se moviliza al paraje todos los años.

Actividades y celebraciones

Durante el Viernes Santo y Sábado Santo, el Paraje Difunta Correa ofrece una variedad de actividades que va desde un recorrido guiado y explicado por el lugar hasta la proyección de producciones audiovisuales, música y muestra de arte. En el lugar también está la capilla católica donde se realizarán celebraciones acordes a esta fecha.

La gente no sólo pide por salud y trabajo sino también le pide por una casa propia. Una vez que se cumple, le dejan una maqueta.