San Juan ingresó en tiempo de descuento para el invierno y a diferencia del 2024, la “foto” a la Cordillera de los Andes muestra un contraste total. La provincia tiene menos del 40% del área con nieve y con ello, se encendieron las alarmas respecto a la disponibilidad hídrica.

“A pesar de que teníamos un pronóstico valorado como favorable, lo que ha sucedido, ya pasado mayo del 2025 y comparado con mayo del 2024, es que las precipitaciones en la cordillera del río San Juan, tanto la cuenca del río San Juan como la cuenca del río Jáchal, son muy inferiores a igual fecha del año pasado. Eso ya encendió la luz amarilla porque podría indicar que ingresamos nuevamente en un déficit hídrico para la próxima temporada”, describió el Mg. Silvio Pastore, director del Gabinete de Estudios de Geocriología, Glaciología, Nivología y Cambio Climático de la UNSJ.

En este momento, “el área que se observa que está cubierta con nieve no llega al 40% del área cubierta el año pasado. Podemos decir que estamos por debajo de la mitad de las precipitaciones, con la salvedad que todavía queda parte del otoño y el invierno”.

Pero resaltó: “recordemos que las nevadas generadas con más volumen se producen por agosto y septiembre, por lo que todavía hay que seguir monitoreando. No obstante, venimos con déficit”.

Este era un panorama del cual los investigadores estaban al tanto. “Todos los pronósticos a largo plazo, digamos a 2050 y al 2100, indican claramente que hay una disminución de la falta hídrica en nuestra región. Es decir, que las precipitaciones níveas van a ir disminuyendo sistemáticamente. Aunque tengamos alguna interrupción puntual, la tendencia siempre es la misma”, dijo.

Pastore explicó la ciencia permite arrojar luz sobre lo que la naturaleza “plantea” ya que “desde los primeros modelos que se realizaron allá por el año 2000, ya tenemos casi más de 20 años de mediciones y ajustan muy bien con los modelos. Cada vez hay más precisión sobre los datos”. Y en ello, insistió en que “San Juan necesita una nueva gobernanza del agua y una urgente modificación del Código de Aguas”.

¿Qué pasa en la Cordillera?

“Estamos hablando acá de dos fenómenos que se superponen y es muy importante que lo visualicemos. El primer fenómeno, que sería el más importante, es el clima planetario. Es decir, el planeta, en su historia ha pasado por distintos ciclos, entre ricos en nieve, húmedos y con agua y también, pobres. Nosotros estamos saliendo o llegando al extremo de un ciclo pobre. Estamos en la etapa final de un periodo de desglaciación”, señaló Pastore.

A este fenómeno se le sobrepone otro, “que tiene que ver con la actividad antrópica, con la presencia humana sobre el planeta. Por el uso de nuestras fuentes de energía, se emite un gas que hace de efecto invernadero y está provocando muy aceleradamente, en tiempos geológicos, que la temperatura media del planeta aumente en más de 1.5 grados centígrados desde la Revolución Industrial a la fecha”, manifestó.

En el impacto en San Juan, significa que “en la zona de la Cordillera nosotros teníamos en cierta altitud un determinado frío. O sea que la isoterma “cero grados” se encontraba hace 50 años atrás, a lo mejor en los 3.800 metros o por debajo de los 4.000. Entonces teníamos mucha área o mucha superficie, donde las precipitaciones eran sólidas, o sea, nevaba. Y esa nieve, con el frío, se recristalizaba y se podía transformar en hielo o no. Pero después, en las épocas de primavera y verano, derramaba hacia los valles y nos permitía irrigarlos”.

En cambio, “ahora, esa isoterma está por arriba de los 2.300 o 4.400 metros, depende del lugar de San Juan, Por ende, el área donde cae nieve todavía es menor, entonces nuestros ríos traen menos agua”.

Pastore señaló que esos dos eventos explican la situación de San Juan “de acá al 2050 y hasta el 2100, probablemente”.