Hace un año, un 28 de mayo de 2024 y tras una intensa búsqueda que inició el 23 de ese mes, encontraron el cuerpo sin vida de Julia Horn. La desaparición de joven alemana de 19 años, que días antes había recorrido medios de comunicación sanjuaninos buscando familias anfitrionas para estudiantes de intercambio de YFU (Youth for Understanding), había paralizado San Juan, movilizó a la prensa nacional y hasta internacional.
En una jornada lluviosa y fría, Horn, que disfrutaba del trekking y el senderismo en montaña, llegó en colectivo a la zona del Castillito. Sola y munida de escaso abrigo y una mochila, encaró el ascenso del cerro Tres Marías. Todo quedó grabado por la cámara de un domo de seguridad y esas imágenes fueron las últimas que las registraron con vida.
Luego de ese ascenso, no se supo más de ella. Sin poder ubicarla por su celular y en medio de las inclemencias del tiempo, que inusualmente persistían, el operativo para buscarla se activó. Conforme pasaban las horas, el nombre de Julia Horn y sus imágenes coparon medios de comunicación y las preocupaciones de los sanjuaninos.
Desde YFU San Juan y Argentina estaban abocados al 100% a seguir la búsqueda y mantenían contacto permanente con los papás de Julia, que estaban en Alemania.
Lo que nadie imaginó nunca es que la búsqueda de Horn abarcó días y días. La zona de El Castillito se convirtió en una base de operaciones en las que policías, grupos de rescate, voluntarios, prensa y sanjuaninos preocupados y curiosos, circulaban sin cesar.
Desde el amanecer al anochecer, desde el 23 de mayo, se buscaba a Julia por varios lugares. Las hipótesis surgían y no se descartaba nada. Sin lugar para refugiarse y noches bajo cero, preocupaba que Horn estuviera cada vez más vulnerable y en riesgo de vida.
No se sabía qué alimentos había llevado o si estaba herida. E incluso se barajó la posibilidad que hubiera podido bajar a pedir ayuda y seguía extraviada. Sin embargo, las condiciones adversas del tiempo y la geografía encendían las alarmas conforme pasaba el tiempo.
Desde cadenas de oración a cobertura en vivo de medios nacionales transformaron los días. Hasta que el 28 de mayo llegó la noticia que nadie quería recibir.
De la esperanza al hallazgo más triste
Guillermo Bilbao, piloto de helicóptero que divisó el cuerpo de Julia en un socavón, cerca de una antena de telefonía, contó que lograron verla gracias a que ya no había nubosidad densa que oscurecía todo. Eso habría impedido encontrarla antes.
“A los pocos minutos de empezar el recorrido, pegados a la ladera del cerro, pudimos divisarla. Divisé los colores de la campera y la mochila. Fue entonces cuando notificamos al jefe del operativo“, dijo a la prensa. Eso ocurrió pasado el mediodía del 28 de mayo.
Los rescatistas consideraron que la joven, que recorrió al menos 10 km. desde el ascenso al cerro Tres Marías, por El Castillito, hasta el lugar en el que se la encontró, encaró el descenso y fue entonces cuando cayó.
A esa altura de la búsqueda, los padres de Julia Horn habían llegado a San Juan. Entre consternados y agradecidos por los esfuerzos de decenas de sanjuaninos para encontrar a Julia, comenzaron a transitar su duelo.
Bilbao expresó: “comentábamos que no pensábamos encontrarla tan lejos del lugar desde donde había partido, sobre todo por las condiciones climáticas. Por eso, el operativo primero fue en los alrededores del cerro Tres Marías y se fue ampliando siguiendo la trayectoria que pudo haber hecho. Pasamos varias veces por donde ella estaba, pero no había luz del Sol. Vimos grietas y “ollas” pero su interior estaba oscuro. No había claridad”.
Dijo que, además, estimaban que “desde el filo donde se encuentra el camino, hacia abajo, hay una saliente de 30 metros aproximadamente hacia abajo. Todos pensamos que ella bajó por sus propios medios, probablemente buscando un descenso a un lugar con luces. Debe haber visto las luces de las casas del autódromo o del Jardín de los Poetas. Eso probablemente la motivó a hacer ese descenso”.
El operativo de rescate duró horas y fue seguido atentamente a través de la cobertura mediática. Hicieron sus anclajes para descender hasta ella con mecánica de rappel. El primer salto inicial era de 60 metros, y establecieron que 30 metros pudo descender Julia hasta la saliente. Luego, sufrió una caída abrupta por 50 a 60 metros. En todo el trayecto había 102 metros de altura.
Horn murió el mismo día que subió el Tres Marías. La autopsia reveló que falleció al desnucarse, en la caída violenta y abrupta.
El adiós a Julia conmovió a los sanjuaninos que la recordaron por su simpatía y calidez.
Su perfil
Julia había llegado a la Argentina en abril pasado para participar como voluntaria en la ONG YFU, de intercambio estudiantil. Previo a llegar a San Juan estuvo en Santiago del Estero y en Catamarca. Su objetivo era el domingo pasado viajar a Mendoza, para estar una semana, y luego ir a Neuquén.
El destino que anhelaba era Chile, donde la esperaba una familia que ella quería mucho. Una mujer chilena y su hija fueron quienes le dieron hospedaje cuando Julia tenía 14 años, en otro intercambio cultural.
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